lunes, 30 de marzo de 2009

Obama Vs. Premios Nobel

En los últimos días no deja de discutirse en la prensa el alcance de las medidas que los gobiernos están tomando contra la crisis financiera, económica, social... Todos los gobiernos están en entredicho.
Pero es muy representativo de lo difícil que es afrontar la tarea de gobierno el caso del nuevo Presidente de los EE.UU., Barack Obama. Llegó en loor de multitudes, el salvador de la economía y el renovador del "american way of life". Bueno, pues a menos de dos meses de su llegada al poder, ya se discute su figura y lo que es más importante, dos de los más prestigiosos Premios Nobel de Economía de los últimos años, Paul Krugman y Joseph Stiglitz, ponen en entredicho el Plan del equipo Obama, el llamado Plan Geithner (del Secretario del Tesoro de los EE.UU.).
Es muy significativo leer en la prensa lo que dicen estos dos gurús de la economía. Pero lo más significativo son los titulares que la prensa destaca de sus palabras.
Stiglitz dice que el Plan es un robo a los contribuyentes, lo que a un votante americano no le dejará precisamente tranquilo, y si el votante es republicano, directamente le pondrá colérico y con ganas de guardar su dinero debajo del colchón, para que no se dedique a la compra de activos tóxicos ni a películas como las que veía el marido de una ministra inglesa a costa de sus dietas con dinero público (no eran de arte y ensayo). (http://www.expansion.com/2009/03/24/economia-politica/economia/1237904416.html ) .
Krugman dice que lo peor del Plan del Secretario del Tesoro es que casi con total seguridad no va a funcionar, lo que acabaría con el crédito político del Presidente americano. Si su crédito se acaba tan pronto, y la locomotora americana no empieza a tirar del tren de la economía mundial, es quizás hora de echarse a temblar. http://www.elpais.com/articulo/economia/desesperante/politica/economica/elpepueco/20090324elpepieco_3/Tes

Desde luego, ha habido otros analistas que nah aplaudido el Plan Obama. Pero esto demuestra que gobernar es difícil. Hacer declaraciones, lograr titulares, lograr ilusionar es relativamente fácil, sobre todo en un país que pasó con Bush de un superávit fiscal heredado de Clinton a tener el mayor déficit público en décadas. Pero lograr el éxito en las actuaciones de gobierno no es tan fácil. Los enemigos acechan esperando el menor error, titubeo... Los críticos, dispuestos a criticar cada medida que no vean clara. Y los partidarios, esperando soluciones, si éstas no se dan, pronto se verán decepcionados. Tempus fugit.

Ya hay salida a la crisis (¡Viva la estadística!)

Ya tenemos solución a la crisis, aunque va a tardar dos o tres años.
En la U.E. se han dado cuenta de que la economía ilegal también cuenta. Habrá que cambiar obligatoriamente la contabilidad nacional de todos los países miembros para incluir actividades como la prostitución, el contrabando y el tráfico de drogas en el cálculo del P.I.B. Se prevé la fecha de aplicación de la medida para 2011 o 2012.
Algunas estimaciones sitúan el valor de estas actividades ilegales entre un 2 y un 3% del P.I.B. O sea que, una vez que se incluyan estas actividades, el volumen del P.I.B. de los países miembros subirá en torno a ese porcentaje. Aunque en países como España o Italia la subida sería mayor, pues son países con gran cantidad de economía sumergida. La mafia siciliana, en el P.I.B.
Yo me pregunto: una actividad prohibida, se supone que perseguida, ¿cómo se valora? Esto es la hipocresía elevada al cubo: prohíbo el tráfico de drogas, de personas, prohíbo vender sin hacer factura, prohíbo pagar 200.000 euros por un piso y escriturar por valor de 150.000... pero luego hago como que sé que todo eso existe, lo valoro, y así el P.I.B. sube que da gusto.
Puestos, mejor hacer otra cosa: permitir todo. Ya que están en el P.I.B., dejar que las actividades de prostitutas, contrabandistas, camellos, etc. sean con factura, aplicando el I.V.A. correspondiente. ¿Cuántos ingresos tendría el Estado con un alijo de cocaína de 3 toneladas, valorado a precio de mercado, y con su I.V.A. correspondiente?
Aporto otra idea para hacer que el P.I.B. suba: meter, por fin, el valor de lo que trabajan las amas de casa, a precios de mercado. Doce horas o más de trabajo al día, al precio al que lo haría una inmigrante sin papeles, que tampoco figura en el P.I.B. actual; seguro que en dos años estamos con un P.I.B. por encima del de China y EE.UU. juntos...

sábado, 28 de marzo de 2009

Crisis: ¿fuente de oportunidades? El caso chino

Se ha hablado a menudo en los últimos tiempos acerca del ideograma chino para nuestra palabra "crisis". Nosotros solemos asociar directamente la palabra crisis con empobrecimiento, catástrofes varias, destrucción de empleo y desaparición de empresas...
Los chinos son raros a nuestro entender, quizás porque no piensan de la misma manera. Esto se ve en su ideograma: la expresión crisis estaría compuesta de la unión de los ideogramas utilizados para las palabras "peligro" y "oportunidad". O sea, que en toda crisis hay fuentes de peligro, amenazas, y hay posibilidades de éxito, oportunidades. Todo esto ya lo pensaron formalmente los que idearon eso de la matriz DAFO (SWOT en inglés), pues toda empresa (y toda persona) se enfrenta siempre a oportunidades sabiendo explotar sus puntos fuertes, y a amenazas como consecuencia de sus puntos débiles.
Schumpeter, hace ya tiempo, habló de la destrucción creadora, un oxímoron muy real, no como los de los poetas, tipo "un silencio atronador". Él constataba que todo progreso tecnológico y productivo destruye empleos, incluso sectores económicos, para dar paso a la creación de otros, que quizás creen aún más empleo y riqueza. Lo malo está en los que no se sepan adaptar a esas nuevas condiciones del mercado. Por ejemplo, el móvil acabó prácticamente con el "busca", pero no hay duda del mayor impacto productivo del primero, sobre todo, pensando en España, a raíz de aquel famoso "Hola, soy Edu, ¡Feliz Navidad!".
En China están aprendiendo a marchas forzadas eso del capitalismo, y son alumnos aventajados, tanto que dentro de poco nos van "a comer el arroz". A ellos la crisis también les está afectando, pero las medidas que van a tomar contra ella son mucho más sabias, pues piensan en el largo plazo.
Uno de los problemas de nuestros políticos es el cortoplacismo: hay que dar respuestas que tengan una visibilidad en menos de tres años, porque en cuatro vuelve a haber elecciones, y si no he conseguido resultados ya ya, pues a la oposición y sin coche oficial, con lo que eso duele. En China, quizás por el hecho de que las elecciones son una entelequia, al haber un partido único, no temen tomar medidas que quizás no rindan efectos inmediatos, pero que son la garantía del éxito a medio y largo plazo.
Recomiendo la lectura del artículo "La crisis brinda oportunidades" de Keith Bradsher para el New York Times (escrito desde Guangzhou, "a pie de obra"), publicado en España por El País: http://www.nytimes.com/2009/03/17/business/worldbusiness/17compete.html?_r=1
Los chinos han decidido convertir la crisis económica (el "downturn") en una ventaja competitiva. Nada de dinero a los bancos que no se sabe dónde acabará; nada de ayudas a la compra de vehículos, que a lo mejor están fabricados en otros países. Su plan de estímulo, de casi 600.000 millones de dólares (los 600 billion americanos), busca hacer a sus empresas más competitivas en los mercados nacionales e internacionales, reconvertir a los trabajadores emigrantes a una escala inmensa, aumentar rápidamente las subvenciones para I+D, construcción de nuevas infraestructuras que reduzcan los costes de transporte... Todo, buscando mejorar la competitividad a largo plazo. O sea, como en España, la U.E. y EE.UU., pero al revés. Empiezan la casa por los cimientos. Listos, estos chinos...

viernes, 27 de marzo de 2009

Las paradojas de la globalización

En estos tiempos revueltos, en que la mayoría de las economías más importantes del planeta han entrado en recesión o sin entrar en recesión, debido a la desaceleración de sus economías, sufren las consecuencias de la crisis internacional de forma notable (China, que crece a ritmos envidiados por occidente, al pasar de cifras del 11-12% de crecimiento del P.I.B. a cifras del 6-7%, ve cómo multitud de empresas deben cerrar y miles, quizás millones de personas perderán su trabajo) los gobiernos de casi todos los países más o menos desarrollados han comenzado a pergeñar y desarrollar, con cambios sobre la marcha (así de vertiginosos se muestran los efectos de la crisis), políticas keynesianas para salvar sus economías y de paso su futuro electoral.
Pero quizás los dirigentes políticos, enfrascados en sus problemas nacionales, con mil lechones queriendo mamar de unas arcas de los Estados cada vez más exangües, no se han parado a pensar que una economía cada vez más interrelacionada por efectos de la consabida globalización produce efectos paradójicos no deseados.
A veces se habla del aleteo de la mariposa en África Ecuatorial que acaba provocando un huracán en el Caribe. Eso quizás es una exageración, pero no lo es decir que las medidas que toman los gobiernos en esta crisis no se sabe ni si darán algún resultado y, sobre todo, de dar algún resultado, si será el esperado o uno totalmente sorprendente, alejado del inicialmente pensado.
El Presidente francés, Nicolas Sarkozy (para algunos, el marido de Carla Bruni), está dispuesto, como muchos otros, a ayudar a las empresas de su país a salir de la crisis. Y una industria importantísima en Francia es la automovilística, no obstante en Francia nacieron la Renault, Citröen, Peugeot... La industria automovilística y su industria auxiliar emplean a mucha gente en Francia (en España leí hace poco que más o menos a un 10% de la población ocupada).
La industria automovilística, los poderosos sindicatos franceses, los medios de comunicación con su fuerza mediática... todos pedían a Sarko una ayuda directa a la industria automovilística francesa, ayuda que sonó a proteccionista. Se iba a ayudar a la compra de coches, con 1.000 euros, intentando que se compraran coches de empresas francesas. En Alemania, las ayudas han sido de 2.500. En España o Reino Unido no hay los mismos planes, pues el de España se parece al antiguo Prever, no vale para cualquiera que quiera comprar un coche. Parece que las ayudas funcionan en cuanto a ventas: el mercado alemán ha crecido un 21% en febrero pasado, mientras que en Francia las matriculaciones se han reducido un 13% en febrero, descenso muy inferior al de Reino Unido (-22%) y, sobre todo, España, con un desplome del 49% en febrero.
Pero aquí viene la paradoja: las ayudas quizás no vayan a la economía nacional. Es más, España, y en especial Castilla y León, se van a ver beneficiados con el plan francés: http://www.elmundo.es/elmundo/2009/03/27/castillayleon/1238152319.html Leyendo esta noticia, vemos que Renault ha paralizado un E.R.E. (expediente de regilación de empleo) debido a un repunte en la producción por las mayores ventas derivadas de los planes europeos. Un coche producido en la factoría de Palencia o Valladolid se puede vender en Francia o Alemania. O sea que el dinero público francés o alemán están ayudando al empleo de Palencia o Valladolid.
En la producción industrial es importantísimo lograr economías de escala, y por ello es habitual que, por ejemplo, Renault produzca un modelo en exclusiva en una factoría de Palencia que se vende en todo el mundo. Mejor que producir diez modelos en cada factoría, especializar cada factoría en un modelo (eso sí, si el modelo fracasa, mala cosa para la factoría, como pasó con el "feo" Modus).
Por todo lo expuesto, quizás los gobiernos deberían analizar un poco más sus ayudas cuando van a aplicar tanto dinero público, porque se pueden encontrar con un repunte del empleo en España cuando lo buscaban en Francia...

jueves, 26 de marzo de 2009

La burbuja inmobiliaria (no aprendemos)

El mercado (si bien lo estudiamos en condiciones de competencia perfecta y ceteris paribus) se rige por unas reglas más o menos invariables. Eso que llamamos "ley de la oferta y la demanda". Cuando existe exceso de demanda, escasez, los precios tienden a subir, y cuando existe exceso de oferta, excedentes, los precios tienden a bajar. Siempre que no existan condiciones que impidan que el mercado funcione libremente.
El mercado de la vivienda en España ha explotado finalmente. Desde hace años se hablaba de la "burbuja inmobiliaria", esa situación de la que todos hablaban pero nadie se atrevía a pronosticar su final. En el gobierno (o por incapacidad o por no alarmar) se habló de un "aterrizaje suave". Vamos, tan suave como una catástrofe aérea.
Se podía leer en cualquier periódico del continente la paradoja española: se construían más pisos en España que los que se construían en Alemania, Francia e Inglaterra juntas. Pero hablamos de 45 millones de personas frente a más de 200 millones. Se podría considerar que España es un destino turístico donde las personas de esos países desean adquirir una vivienda para sus vacaciones y jubilación dorada, al estilo de una Florida europea, pero aún así no se podían justificar tantas grúas por kilómetro cuadrado.
La ley de la oferta y la demanda funcionó de una manera muy simple: los precios subían porque la gente pagaba precios crecientes, en parte como inversión "segura" (el ladrillo...), en parte por miedo a que si no tomaban una decisión de compra, un año más tarde ya no podrían comprar el piso soñado. Para ello, recurrieron a la banca, que vio un negocio dorado: gente pidiendo dinero a pagar durante 40 y hasta 50 años. Intereses bien jugosos. Jóvenes que dejarían de pagar su hipoteca con 80 años. Y para poder llegar a la cantidad necesitada, las tasadoras valoraban los pisos al alza, de modo que el 80% del valor de la tasación diera para el 100% del valor de compra. Una locura se instaló entre la gente: en ciudades como León se llegaban a pagar 300.000 euros por pisos lejos del centro sin calidades superlativas ni cientos de metros cuadrados útiles. Entre los compradores, algunos especulaban a corto plazo: compro a 20 porque en un año podré vender a 30.
Aquí nadie se salvó de la falta de previsión. Constructores y promotores, ávidos de la plusvalía, compraban suelo a precios disparatados por la escasez de suelo urbanizable, con la "seguridad" de que recuperarían la inversión tras levantar sus edificios y vender como rosquillas. Grandes empresas se encontraron, al explotar la burbuja, con ingentes superficies urbanizables, enormes deudas por los créditos solicitados para comprar suelo, y la certeza de que el suelo que habían comprado no les valía como aval para poder renegociar sus deudas. El suelo que tenían en sus balances, valorado al precio de compra, pasaba a valer, a efectos reales, lo mismo que un avioncito de papel.
Y es que aquí nadie aprende. Las burbujas, del tipo que sean, son viejas como el efecto acción-reacción: me rasco porque me pica un ojo. Esto se hunde porque era una locura.
Voy a recordar varios momentos de la historia, algunos muy conocidos por recientes, otros por su importancia en la historia de la economía (y la historia en general), y otros desconocidos pero no menos esclarecedores.
La primera "burbuja" de la que hablaré es la bursátil de Wall Street previa al crack del 29 (del siglo XX). Siempre me ha parecido que Marx (Groucho Marx) explicaba mejor que nadie lo que pasó en su libro "Groucho y yo". Recomiendo vivamente su lectura, que podéis hacer, por ejemplo, en: http://libanesweb.com/camino.htm . Groucho deja claro lo que sucedió: la locura, la avaricia, hizo que todo el mundo invirtiera hasta el último centavo en algo que no entendía, pero que de un día para otro le "producía ganancias". Un aprendizaje importante es éste: sólo se gana después de vender a mayor precio del que se compró, descontando la pérdida de valor del dinero. Si compré a 20 y hoy vale 30, no he ganado nada, salvo que venda a esos 30.
La segunda burbuja está lejana en el tiempo, y se afincó en la zona que en su día llamamos Flandes, que algo de española tuvo. El activo "financiero" causante en este caso del descalabro fueron los bulbos de tulipán. Podéis leer la historia en uno de los blogs que recomiendo, el blog salmón: http://www.elblogsalmon.com/historia-de-la-economia/la-burbuja-de-los-tulipanes .
El tercer caso es muy reciente, más de un español aún estará lamentándose. Fue la burbuja de las punto.com. Otro fenómeno especulativo curioso. En los años 90, las empresas punto.com iban a ser la panacea del crecimiento económico. Una empresa filial de telefónica, Terra, que no era más que un portal de servicios gratuitos de internet, valía en bolsa más que su matriz, telefónica. Una barbaridad. Las acciones de Terra llegaron a valer más de 130 euros en bolsa. Quien compró a 90 creía hacer un buen negocio. En su caída libre, si no vendió a 70 esperando a que volvieran a subir, quizás fue de los que vendió a menos de 5 euros. En la bolsa siempre suceden estas cosas, la gente cree que es fácil hacerse rico de un día para otro, y a veces hay espejismos que parecen confirmarlo. Como cuando Telepizza dobló su valor en el primer día de cotización tras la O.P.V. de gran éxito.
Está claro que todo esto es cíclico, y que no aprendemos a valorar cuándo algo sube de precio razonada y razonablemente, y cuándo las subidas no son más que pura especulación. Muchos pierden, algunos ganan. Pero nadie saca su aprendizaje: no volvamos a caer en el viejo truco de la zanahoria y el palo.
¿Cuál será la próxima burbuja? Yo, por si acaso, no compro gangas...




martes, 24 de marzo de 2009

Los invisibles

Vivimos en el primer mundo. Estado del bienestar, P.I.B. per cápita entre los diez primeros del mundo, sanidad universal, casi parece un mundo feliz alumbrado por Aldous Huxley. Con una diferencia: en nuestro mundo, la gente envejece.
Muchos de nuestros ancianos pasan desapercibidos en su malvivir diario. Para gran parte de ellos, el día a día es como el eterno retorno de Nietzsche: la misma soledad, la misma preocupación por cómo llegar al final del día, la continuidad espacio-tiempo de cuatro paredes, falta de recursos, oscuridad, desesperación.
Leía un día un artículo de Elvira Lindo en el que una persona de nacionalidad estadounidense le preguntaba si su madre todavía conduce. (Ver en: http://www.elpais.com/articulo/panorama/madre/conduce/elpepusocdgm/20081130elpdmgpan_9/Tes )
En el artículo viene a hablar de los ancianos de EE.UU. que viven en poblaciones en las que hace falta usar el coche para hacer cualquier cosa, y en las que perder la posibilidad de conducir es una tragedia. No hace falta irse al "lejano oeste": en muchos núcleos rurales de la España "profunda", hay ancianos a los que quitarles la posibilidad de usar su viejo coche les supondría aislarles de manera casi definitiva.
Pero hoy quería fijarme en gente que no sale en las estadísticas y a las que el Estado olvida. Ancianos que viven en su mayoría solos, por no decir solas, ya que mayoritariamente son mujeres (los hombres, por suerte o por desgracia, tenemos fecha de caducidad más temprana) y a los que sus ingresos les condenan a una vida de privación continua.
Son esas ancianas que ves siempre asomadas a una ventana con la luz apagada, porque no pueden pagar luz. Y no ponen la calefacción, si acaso una catalítica que lleva a muchos ancianos a salir en las noticias de sucesos: "muerte por mala combustión de una estufa". Gente que ves en el supermercado abrir su cartera, que contiene apenas unas monedas, para comprarse una loncha de jamón cocido y un bollo de pan.
Vivimos en la sociedad de la opulencia y dejamos que miles de ancianos se pasen muriendo durante años entre soledad, suciedad, oscuridad, frío, hambre, desesperación. ¿No sería de justicia asegurar que, llegada la edad en que uno no puede ya valerse por sí mismo, tenga los mínimos vitales asegurados?
Voy a contar el caso de una mujer ya jubilada cuya vida conozco de cerca. Su pensión le da para pagar a sus hermanos la parte proporcional de la vivienda familiar, en la que ella se quedó al morir sus padres, a los que cuidaba al acabar sus jornadas laborales. Ella siempre está en penumbra, por no decir en la oscuridad más absoluta, para no gastar mucha luz. No tiene móvil y procura no utilizar el teléfono. Nunca pone la calefacción, y a veces tiene su casa a cuatro grados. Acude a los mercados para recoger fruta y verdura desechada y así alimentarse (se hizo vegetariana ya hace tiempo). Pero lo que en la película de Agnès Varda, "Les glaneurs et la glaneuse", era una decisión vital de ciertas personas, dedicarse a "espigar", recoger lo que otros desechan, en la mujer de la que hablo, y en cientos, miles de personas ancianas, es cuestión de supervivencia. Revuelven en los cubos de basura, recogen los tomates pisados en la plaza del mercado. Ella aún tiene fuerzas para acudir a cuidar por horas a gente mayor (mayor que ella, que tiene ya 69 años) y así sacar un poco de dinero para pagar sus grandes pasiones: el cine y la lectura. Es una persona culta, con grandes inquietudes. Pero vive, si no en la indigencia, sí en una pobreza más que considerable.
Quizás es hora de racionalizar nuestras decisiones. Pensar si a veces dedicamos desde las cuentas nacionales dinero a cosas bien accesorias, prescindibles, y sobre todo, decidir si es asumible dejar a miles de ancianos que pasen así los últimos (que pueden ser muchos) años de su vida. El Estado, los gobiernos, deberían reflexionar sobre ello.

lunes, 23 de marzo de 2009

Un nuevo modelo de negociación colectiva

El modelo de negociación colectiva que todavía hoy está vigente nació hace ya mucho tiempo. El trabajador, parte "débil" para poder negociar sus condiciones de trabajo (salario, jornada, descanso, vacaciones, incentivos, promoción...) recurrió a la unión con otros trabajadores para negociar entre todos sus condiciones de trabajo como colectivo. Surgieron los sindicatos, los comités de empresa, delegados sindicales, patronal... Y por supuesto, siempre que se negocia, como las cosas pueden ir mal, aparecieron conceptos asociados al conflicto colectivo: huelga (con sus diversos modelos: "a la japonesa", "de celo", "salvaje"...), cierre patronal, arbitraje, laudo, servicios mínimos... Hasta en España el derecho de huelga apareció como uno de los derechos fundamentales recogidos por nuestra Constitución de 1978, pero prueba de que nunca ha sido un asunto fácil de tratar es que ningún gobierno en 31 años haya dado un paso para regular este derecho, como otros, mediante una Ley Orgánica.
podemos entender que las fuerzas se han descompensado del todo.
El modelo anterior se basaba en una negociación entre dos partes. Si no había acuerdo, los sindicatos convocaban huelga, y en función de su fuerza, si lograban movilizar suficientemente a sus representados, podían conseguir llevarse la victoria, por pírrica que ésta fuera, del claudicamiento de la patronal. Hace poco vimos temblar al gobierno ante la huelga en la Justicia. Un mes o más y el país se podía paralizar a nivel judicial.
Pero ahora las grandes compañías juegan con un nuevo "fichaje", un crack que no viene de Brasil ni se llama Ronaldo. Su nueva fortaleza se llama globalización, con su prima deslocalización.
En una empresa, la dirección plantea unas condiciones de trabajo para el futuro: congelación de sueldos, incremento de la jornada, despidos selectivos... y un plus. Si todo eso no se admite, existe la posibilidad de cerrar, y llevarse la producción a Eslovaquia, Marruecos, Polonia...
¿Qué pueden hacer ante esto los sindicatos? Nada. Su fuerza se ha desvanecido. Si movilizan a la gente, llaman a la huelga, lo más que pueden conseguir es que la amenaza de la empresa se cumpla antes de tiempo. Por eso en SEAT los trabajadores aceptan mayoritariamente la congelación de sueldos. Y por eso la empresa ahora dice que era para dos años. Y mañana dirán que para tres. Es fácil: en un entorno de crisis mundial, de facilidad para desinvertir en un país e invertir en otro que te abre los brazos, el trabajador se reconoce en el mismo que desconocía el lema "la unión hace la fuerza", porque ahora vuelve a estar solo. Para defender lo único que tiene, su puesto de trabajo, más le vale bajar la cabeza y capear el temporal. Que lo peor está por venir...

jueves, 12 de marzo de 2009

Las predicciones económicas

Dicen que la Economía es la ciencia que explicará mañana por qué hoy no se cumplió lo que predijo ayer (más o menos, pero no sé quién lo dijo, seguro que en Google lo encontráis).
También es muy conocida la frase atribuida a Mihail Gorbachov (aunque alguno se la atribuye a George Bush) : "Tengo cien asesores económicos y sé que uno tiene razón, pero no sé cuál es".
Llevamos unos meses escuchando predicciones del F.M.I., de la O.C.D.E., del Servicio de Estudios del BBVA, de FUNCAS, del Banco de España, del B.C.E.... y lo curioso es que estas predicciones sufren una especie de "Efecto Doppler": cuanto más nos acercamos a la fecha para la que se han hecho predicciones, más veces se han cambiado éstas.
Anteayer FUNCAS hablaba de 4,5 millones de parados a final de año. Pero hace un mes hablaban, como cifra maldita, de 4 millones. Y unos meses antes, de 3,5 millones. Las predicciones sobre crecimiento económico se han ido ajustando casi cada mes, según la organización que emitiese sus augurios.
Y yo me pregunto: todo esto, ¿vale para algo? Hay miles de personas dedicadas a predecir algo que todas saben que es impredecible. Todos andan más despistados que un académico leyendo un mensaje de SMS adolescente.
Parte de la culpa de todo esto la tiene lo que muy bien explicó un analista hace unos años. Perdonad que, como Umbral, no me levante a buscar quién fue. Decía este analista que las predicciones económicas funcionan con el mismo procedimiento que los rebaños de ovejas: donde va una, van todas. Él explicaba esto de una forma tan sencilla que uno se pregunta cómo fue el primero en acuñar esta teoría y no se le ocurrió antes a otros sesudos estudiosos.
Decía que siempre hay "corrientes" de opinión imperantes. Si eres un "disidente" de esa opinión reinante, además de situarte como un molesto outsider que predice catástrofes, si al final no tenías razón, ahí se acaba tu carrera de analista financiero. No hay más que recordar las chanzas que sufrió Paco Rabanne cuando se retiró del mundanal ruido porque predijo una catástrofe por caída de una nave espacial en París. Si la catástrofe llega a ocurrir, todos hubiéramos acabado perplejos. Pero como no ocurrió... Paco Rabanne pasó de diseñador a payaso oficial del mundo del diseño.
Por eso pocos se arriesgan a "salirse del guión". Si la opinión de los gurús es que la economía crecerá al 3%, yo como mucho me puedo arriesgar a predecir un crecimiento algo menor. pero si predigo una recesión, todos me mirarán como a un lunático, un agorero. Si al final, tras un par de años, resulta que yo tenía razón, pues tendré mis 15 minutos de gloria warholiana, pero poco más. Algún titular diciendo "Ya lo predijo Raymond hace 3 años y nadie le hizo caso...".
Lo peor de todo es que en este mundo hay gente cobrando sueldos millonarios y no cumplen ni las premisas más sencillas de un mediocre economista. El Sr. Trichet, al mando de la política monetaria europea desde su asiento en el B.C.E., ha demostrado que tiene menos dotes para el puesto que la cabra de la legión. Y explicaré la razón.
Alguien que dirija una de las políticas de las que dispone un Estado o un ente supranacional, como son la Política Fiscal y la Política Monetaria, debe actuar "a priori", adelantándose a los acontecimientos, funcionando de forma anticíclica, pero sin pasarse de frenada. Y el Sr. Trichet se deja llevar por los acontecimientos. Cuando desde España o Francia se le imploraba que bajase los tipos de interés, que él había subido sucesivas veces, decía que no tocaba, que había que controlar la inflación. No se daba cuenta que esta inflación más que de demanda era de costes: un precio del petróleo desbocado y unas materias primas encarecidas por los últimos estertores del crecimiento mundial, China y la India incluidas. Estos altos tipos de interés provocaron una mayor rapidez en la caída.
La recesión en la que están radicados casi todos los países europeos fue en parte consecuencia de estos tipos de interés al alza. Un español medio veía que su hipoteca subía y subía y le quedaba menor renta disponible para otros gastos. Consecuencia: menos ahorro, menos consumo.
Ahora el Sr. Trichet no deja de bajar los tipos de interés. Ya anuncia una bajada que puede dejarlos en un 1% (lejos aún del 0'1% americano). Así también yo, que diría un castizo... Con esta crisis general es fácil decidir ahora bajar los tipos. Pero esa decisión la tenía que haber tomado hace dos años, cuando las primeras señales de alarma sonaron.
Por todo lo anteriormente escrito, propongo una cosa: Rappel for President of B.C.E. No creo que nos vaya peor...

martes, 10 de marzo de 2009

Despido libre

En estos días de crisis (ya es la palabra más usada en nuestras conversaciones) se oye nuevamente una llamada a la flexibilización del mercado laboral como medida infalible para superar nuestros problemas de crecimiento de la tasa de paro.
Es evidente que en España no tenemos términos medios: si creamos empleo, creamos más que nadie; pero si se empieza a destruir... batimos récords de desempleo. Ya se empieza a hablar de cifras de 4,5 millones de desempleados y tasas desconocidas desde hace bastantes años, cercanas al 20% de la población activa.
Una medida propuesta para paliar el problema es el abaratamiento del despido. Los más "audaces" proponen directamente el despido libre. Alegan que un freno a la contratación es la indemnización que tendrían que pagar si el trabajador dejara de interesarles y deciden despedirle sin causas objetivas (despido improcedente). Si es "gratis" despedir, más empresarios estarían dispuestos a contratar un número mayor de trabajadores si hacen falta, sabiendo que mañana, si "sobran", se irán a la calle sin indemnización.
Esta propuesta encaja en los postulados de los partidarios del más puro laissez faire, el libre mercado sin restricciones. Sus seguidores muestran cada día una de las máximas del mercado libre: "cuando a un mercado se le ponen restricciones, tienden a aparecer mercados paralelos, mercados negros, que funcionan como si hubiera libertad de mercado". Esto lo podemos ver, por ejemplo, en el trabajo en el campo. El mercado de trabajo en España está regulado: existencia de cuotas a la Seguridad Social, tipologías de contratación, salario mínimo... pero además, los trabajadores también dan señales al mercado. "No estamos dispuestos a trabajar en algo tan duro por este salario tan bajo". Eso dice el mercado "oficial".
Pero los empresarios se saltan las restricciones: hay trabajadores más baratos. Esos que no tienen permiso de residencia, o de trabajo, y por los que no hay que pagar a la Seguridad Social. Surge el mercado negro: contratación ilegal.
Ahora le toca al despido libre. La polémica nos perseguirá durante un tiempo. Cada uno puede opinar como quiera, pero propongo una cosa: si el mercado es libre, que lo sea de verdad. Eliminemos los contratos blindados que tienen la mayoría de los grandes ejecutivos, esos que promueven el despido libre... para los demás.
Un contrato blindado, para que se entienda, es un seguro que se pone un alto directivo de una compañía. Si los accionistas o un nuevo dueño (algo fácil en nuestro actual mundo financiero, lleno de O.P.A.'s amistosas y hostiles) deciden prescindir de ellos, se van a casa, pero tras cobrar un dinero que dista mucho de los 45 días por año trabajado con límite en 42 mensualidades que se puede llevar el trabajador más "afortunado" con un despido improcedente. Ese dinero suele medirse en millones de euros. Ángel Corcóstegui se llevó 106 millones de euros cuando Botín prescindió de él. El pobre José María Amusátegui, sólo 43,8 millones, porque estaba mucho más cerca de la jubilación.
¿Qué despido libre promovemos? ¿Cuántos trabajadores habría que echar a la calle para sumar una indemnización de un solo consejero que se lleva a casa 106 millones de euros? Suena a broma, pero no lo es. Son las cosas del "libre mercado".
Propongo, y espero propuestas en sentido contrario, que si se abarata el despido, se eliminen los contratos blindados. Que el que dirige una empresa sepa que si las cosas no van bien, también él se puede ir a casa con un "Vuelva usted mañana...".