viernes, 26 de febrero de 2010

Un mundo de especuladores: los hedge funds

Lo han vuelto a hacer. Había sospechas tras la alerta creada con la situación de la economía griega, de paso se sembraron dudas sobre la economía espeñola (de las europeas con menor deuda pública), y de paso han dejado el germen de la discordia en la Unión Europea, sobre el futuro del euro y su fortaleza.
Los griegos lo dijeron y nadie les creyó. Dijeron que todo era un ataque interesado y orquestado contra Grecia, pero con un objetivo concreto: dañar la credibilidad de la economía de la U.E.
Zapatero también lo dijo, y algo más le creyeron, pero no mucho. La Vicepresidenta Salgado tuvo que recorrer varios países y entrevistarse con representantes del Financial Times para convencerles de que la deuda española es totalmente segura, ya que las dudas sembradas ya estaban haciendo crecer el diferencial del bono español con respecto al alemán. En román paladino: a España le iba a resultar más caro endeudarse, en una época de déficit público derivada de la crisis, por la elevación del riesgo país. Si somos más dudosos, si se confía menos en nosotros, tenemos que pagar más para que nos presten dinero.
Y hoy el Wall Street Journal (no son El Caso, vamos) publica la confirmación: algunos de los mayores "hedge funds"-fondos de inversión de alto riesgo- se pusieron de acuerdo a principios de mes para lanzar fuertes apuestas contra el euro debido a la crisis de deuda de Grecia. Entre estos especuladores, estaba George Soros, que ya hace años se hizo famoso mundialmente, en 1992, al apostar fuertemente contra la libra esterlina, hundir su valor, y ganar (como si hubiese ido al casino y hubiese apostado en la ruleta) 1.000 millones de dólares, lo que algunos, por error, llamán un billón de dólares, al confundir nuestro billón con el billion anglosajón, que es nuestro millardo, es decir, mil millones. Eran los tiempos de la "serpiente monetaria", el ecu y todas esas cosas que nos suenan ya a Parque Jurásico... La conjura especuladora se gestó en una cena el 8 de febrero, en Nueva York.
Geoge Soros es un fenómeno, por decir algo. Tiene más peligro que un alcalde elaborando el PGOU. Si no le conocéis, aquí os dejo un vídeo de una entrevista a este "visionario":



¿En qué se basan los hedge funds? Estos fondos de alto riesgo (tiene su gracia, el riesgo es para los que no estamos en esos fondos) hacen operaciones a gran escala de tipo especulativo, "apuestan". En este caso, apuestan contra algo. Es como ir a la ruleta y apostar contra el 23. Si no sale, ganas. ¿Qué es lo que hacen estos fondos?

Una operación posible es, por ejemplo, apostra a la baja contra las acciones de una empresa. Estos fondos piden prestadas acciones de esa empresa a un valor. Hacen ventas millonarias. Provocan su caída en bolsa, pues los pardillos habituales, al ver ventas masivas, venden pensando que se salvan del desastre. Ya está: han picado. Es el momento de volver a comprar por parte del fondo las acciones que habían pedido prestadas, pero a un valor muy inferior, si su estrategia ha funcionado (que suele funcionar, sobre todo si se ponen de acuerdo varios grandes hedge). Devuelven las acciones, habrá su comisión, pero por la plusvalía conseguida en cada acción vendida a 20 y recomprada a 15 se forran. Eso es lo que hizo Soros con la libra: realizó ventas masivas de libras que luego recompró mucho más baratas. Es fácil, ¿no?

Lo malo de todo esto es que estos especuladores juegan con la economía real como si fuera un Monopoly en el tablero de su salón. Son capaces de hundir empresas, monedas o economías nacionales con el único objeto de sacar su beneficio. Por eso creo que este tipo de cosas debería estar prohibido. Con cárcel como la que le espera por largos años a Madoff. El mundo financiero está lleno de derivados, futuros, opciones, swaps, que en muchos casos no difieren de un juego como la ruleta. Lo malo es que este juego está comandado por esos fondos millonarios que pueden provocar pánicos apostando contra algo.

Ya en el verano de 2008 se sospechó, y creo que ahora no hay duda, que el petróleo había subido lo que había subido por culpa de la especulación en el mercado de futuros y opciones. No era normal que el barril llegara en tan poco tiempo a esos precios. El 11 de julio, 147,25 dólares el Brent. Pero es que el mercado de futuros marcaba precios de 185. Alguien estaba jugando con ese precio.

¿Pueden seguir los países dejando, tras la crisis financiera vivida, que el mercado siga en manos de estos especuladores sin escrúpulos? ¿No hay que regular de una vez este desbarajuste? ¿Seguiremos con este mercado en el que es más fácil forrarse sin hacer nada más que especular que creando una empresa productiva que puede ser arruinada por esos hedge funds?

Yo, el día que ahorre, le llamo a Soros y le cuento algo de Gila, a ver si le hace gracia y me da una propinilla. Algo tipo: "¿Es el enemigo? Que se nos han acabado las balas, entonces que por qué no disparamos haciendo ruido con la boca". En este caso, le tendríamos que decir: "¿Es el enemigo? Que nos habéis arruinado la economía real, entonces que podíamos especular un poco todos con aire y a ver de qué comemos".

lunes, 22 de febrero de 2010

Sarkozy, Merkel, Brown, Berlusconi, Zapatero... ¿Se ganan el sueldo?

Los líderes de la U.E. Ahí están, orondos y satisfechos después de alguna sesión del Consejo Europeo, o alguna Conferencia Intergubernamental.
Todos han ganado con mayor o menor holgura las elecciones. Algunos ganaron antes de la llegada de la crisis, otros en plena crisis, aunque venían de haber ganado las anteriores elecciones, o sustituían a líderes victoriosos en retirada, más o menos forzada.
Todos prometieron mejorar la economía de su país. Todos prometieron el oro y el moro. Y lo cierto es que ninguno puede nada contra la actual crisis. Hasta la mágica Merkel, que se ha librado de sus obligados y odiados socios socialdemócratas, no puede presentar unos resultados halagüeños. Tras un crecimiento negativo en 2009 de más de un 5% del P.I.B., la economía parecía que repuntaba un poquito... y nada, coitus interruptus. Vuelven a caer hasta el crecimiento cero, con peligro de volver a la recesión.
Berlusconi no consigue enderezar la economía italiana, Sarkozy la francesa, Zapatero la española, Brown la británica, Obama la americana. Y los chinos, como diciéndonos: "os habéis dormido hace mucho tiempo, y el mundo ya tiembla, pues despertamos hace décadas".
¿Realmente no hay nada que hacer? ¿Nos engañan cada vez que nos prometen mejorías, pues la respuesta, la solución, es algo que está, como cantaba Bob Dylan, "Blowing in the wind"? ¿Da lo mismo quién gobierne? Parece que sí. Si la crisis viene, nada la frena. Y ante un período expansivo, todos parecen los Michael Jordan de la economía, pavoneándose. Pues para eso, que me elijan ministro de economía de cualquier país europeo o de EE.UU. Me comprometo a no hacerlo peor que ellos. Y mientras, en Noruega se deben estar muriendo de la risa: con un paro cercano al 3%, sin recesión, habiendo rechazado pertenecer a nuestra maravillosa U.E.... y encima, con un sistema fiscal que para algunos es confiscatorio (esos neocon...), pero que parece que para sus ciudadanos funciona. Lo malo no son los impuestos, lo malo es qué se hace con ellos.
Parece que algunos cobran muchos impuestos y los gestionan bien, y otros, cobren lo que cobren, acaban dilapidando la riqueza.
Yo, para las próximas elecciones, voto al Partido Noruego. Que nos libren de tanto salvapatrias y nos traigan un poco de racionalidad, please...

domingo, 21 de febrero de 2010

Jubilarse a los 67


Va a ser una de las grandes discusiones de los próximos años. Para salvar el sistema nacional de pensiones, que sigue el sistema de reparto y no el de capitalización, se ha planteado en forma de globo-sonda la posibilidad de alargar la edad de jubilación.
Este asunto requiere variadas puntualizaciones, pues dentro de un mismo tema van incluidas muchas variables de las que no siempre se habla.
En primer lugar, hablamos de un futuro nada halagüeño debido a nuestro ya casi ancestral problema de crecimiento vegetativo negativo. Somos uno de los países con mayor esperanza de vida, el país se va llenando de ancianos, ancianos que cada vez demandan más servicios sociales y sanitarios (es normal que si la gente se muere a los 85 años en vez de a los 60, surjan más cánceres, demencias seniles, roturas de cadera, enfermedades crónicas...) y a su vez somos uno de los países con menor natalidad (hace años, con 1,16 hijos por mujer de fecundidad, estábamos, con Italia, a la cola del mundo). No llegamos, ni de lejos, a la tasa de reposición que estaría en 2,1 hijos por mujer, tasa que sí alcanza nuestra vecina Francia, quizás por sus enormes ayudas a las parejas con hijos (pero ese es un tema a tratar en otra entrada).
Total: más viejos y pocos futuros trabajadores. Un desastre para la pirámide poblacional, en términos de futuras pensiones mantenidas por esos teóricos futuros cotizantes.
De todos modos, a veces las tendencias no se cumplen. En los años 90, tras la crisis del 93, para España se auguraba un crecimiento de población que casi llegaría a los 40 millones, pero que a partir de ahí comenzaría a disminuir. Recuerdo comentar aquellos datos en clase, hablando de que, para 2025, se auguraba que España tendría 37 millones de habitantes, como consecuencia de un fuerte crecimiento vegetativo negativo.
¿Cuál ha sido la realidad? Que en 2010 nos encaminamos hacia los 47 millones. Parece que nadie contaba con el repunte de la natalidad y con el gran saldo positivo que han tenido en España los movimientos migracionales. El extenso período de crecimiento económico internacional, los problemas de los países en desarrollo, y el gran tirón de la construcción y los servicios en la España de la última década, provocaron un rápido crecimiento de la población española. Esto ha ayudado a que la Caja de la Seguridad Social haya podido "hacer ahorrillos". Los inmigrantes han llegado, muchos han cotizado, y han permitido mantener en mejores condiciones nuestro sistema, ayudando de paso al repunte de la natalidad (tienen más hijos).
Este sería el primer punto a tener en cuenta: ¿se trabaja con previsiones como las de los años 90? ¿Serán igual de falibles las previsiones de ahora? Porque los "expertos" últimamente no dan una...
En segundo lugar, una de arena. Es cierto que ahora tenemos más esperanza de vida, y que ello redunda en, quizás, una mayor necesidad de alargar la vida laboral. Esos 67 años del mañana supondrían mayor salud y menos vejez que los 65, pongamos, de 1970. Tendría su lógica alargar la edad de jubilación, pero yo creo que con dos premisas: por un lado, acabar con las prejubilaciones. Hoy, el ministro Corbacho, hablaba de la posibilidad de "prohibir" las prejubilaciones para empresas con beneficios. Yo creo que esta idea la necesitábamos ya desde hace más de 15 años. Es, cuando menos, injusto, pedirnos a los trabajadores que ahora no alcanzamos los 50 años, que en el futuro nos jubilemos con 67 o 70 años y con menores jubilaciones, cuando en la banca (tan necesitados los "pobres") y otros sectores se ha estado prejubilando con 55 y hasta 52 años. Es mi primera precisión: prejubilaciones, no. Salvo casos muy contados, trabajos penosos...
También pienso que es mejor no obligar, sino incentivar. Que cada año de más que alguien cotice suponga una mejora de su pensión, pero dejar que la gente, si quiere, se jubile con 60 años y un mínimo cotizado. Es posible que alguien prefiera, pongamos, jubilarse con 60 años, tras 35 cotizados, y cobrar un 70% de la pensión que le tocaría, que jubilarse a los 70 con un 120%. Habría que hacer números y dejar más libertad, yo creo que el sistema podría con ello. Que quien quisiera jubilarse antes, supiera que sería a costa de cobrar menos.
Por otro lado, creo que hay que meterse a fondo con el tema de los gastos financiados a las clases pasivas. Este sí es el cáncer del sistema español. Me explicaré.
Por el hecho de cumplir 60 años o 65, depende de qué tipo de cosas, te conviertes en una especie de Rey Midas, independientemente de tu nivel de renta. Los autobuses urbanos, que venden a 90 céntimos sus billetes, a los mayores de 65 se los venden a 20 céntimos, independientemente de su nivel de renta y riqueza. Te vas a apuntar de socio al Polideportivo de Eras de Renueva, y por tener más de 60 años, tarifa mini, casi mitad de precio. Te vas a Renfe, y Tarjeta dorada con 60 años. Viajes del IMSERSO. Medicamentos gratis. Y así, multitud de cosas. Sin ningún tipo de freno. Un jubilado puede ser, por ejemplo, José María Amusátegui, que gracias a los tres contratos que firmó (entre 1999 y el 2001) con Emilio Botín para cerrar su salida anticipada del BSCH, cobró 43,75 millones de euros como indemnización en "reconocimiento a su extraordinaria labor". Al mismo tiempo, percibe del BSCH una pensión de jubilación cuya "cuantía anual bruta" es de 5.108.603 euros; una segunda pensión vitalicia como ex consejero del SCH, cuyo importe bruto "es igual al 70% de la remuneración actual (con exclusión de dietas de asistencia) que reciba un Consejero en activo de la misma categoría y puesto que él"; y, una tercera, que supera el medio millón anual, en calidad de ex presidente de Unión Fenosa.
Y a este señor, que trabajó mucho, es verdad, se le dan los medicamentos gratis, podría (dudo que lo haga) ir en autobús más barato, etc. Es un caso extremo. Pero sí hay jubilados con pensiones, entre la pública y la privada de su empresa, que superan los 4.000 euros mensuales, y que sí hacen uso de todos esos privilegios.
Yo, ante esto, me quedo atónito. ¿Cómo se me puede exigir a mí y a otros millones de trabajadores y futuros trabajadores, que mantengamos todo esto ahora, en 2010, pero que en 2030 nos fastidiemos y no nos comamos ni un rosco?
Este sería un primer asunto a tratar en el Pacto de Toledo: empezar a dar ayudas sociales a jubilados que lo justifiquen. A cualquiera le piden declaración de la renta para recibir una mísera ayuda de libros para sus hijos, ayudas que no llegan para pagar el montante total de la compra. Y, sin embargo, a cualquier jubilado se le dan los medicamentos gratis, se le da la tarjeta dorada, se le da la luna, aunque no sea un jubilado "pobre", con una pensión mileurista o de indigencia.
¿Quién le pone el cascabel al gato? Lo auguro: nadie. Nadie en el poder, aunque le apoye la oposición, se atreve a tocar a los intocables de Elliot Ness, los jubilados. Millones de personas votando en unas elecciones pensando que el gobierno les ha robado.
Otro tema que habría que discutir es el debate interesado sobre la necesidad de ir a un sistema mixto. El FMI y grandes agencias de calificación y financieras, nos dicen: "el sistema de reparto tiene que desaparecer o pasar a complementarse con uno de capitalización, parte público, y parte privado". O sea: que el Estado, en vez de seguir como hasta ahora, genere futuras pensiones mediante Planes de pensiones (que tendrían que invertir en activos financieros) y que cada uno nos vayamos, obligatoriamente, haciendo un Plan de pensiones privado.
Este es un discurso falaz. Primero, los que nos dicen que hagamos esto son los que ganarán con esos fondos de pensiones. La banca, los agentes intermediarios, los especuladores de siempre. O sea, nos dicen que compremos leche los dueños de la vaca.
Por otro lado, esto no es ninguna garantía. Estos sistemas, ante crisis graves, caen como hojas en otoño. En Suecia lo saben. Si no fuera por la intervención del Estado, las pensiones suecas hubieran peligrado en esta crisis. Lo mismo que todo: llegada una crisis grave, o te salva el Estado, o te salva el Estado. ¿Qué fue de Lehmann Bros.? ¿Qué fue de tantas otras cuyos bonos eran renta fija segura? ¿Qué fue de la gente que invirtió en fondos "seguros" y hoy anda pidiendo, entre otras, a BANIF, su inversión "segura"? Para esos viajes, sobran alforjas. Si todo va bien, no se necesita al Estado. Si va mal, que nos salve. Pues entonces, ¿qué hay de malo en que el sistema de pensiones sea estatal? ¿No es garantía suficiente? Y el que quiera, que contrate un sistema privado, pero como el que contrata un seguro de vida, es cuestión propia.
Este tema da para hablar largo y tendido, pero lo vital es plantearse algo: ¿Jubilarse a los 67? Vale, pero ¿y los jubilados de ahora? Que también carguen con el carro.