Va a ser una de las grandes discusiones de los próximos años. Para salvar el sistema nacional de pensiones, que sigue el sistema de reparto y no el de capitalización, se ha planteado en forma de globo-sonda la posibilidad de alargar la edad de jubilación.
Este asunto requiere variadas puntualizaciones, pues dentro de un mismo tema van incluidas muchas variables de las que no siempre se habla.
En primer lugar, hablamos de un futuro nada halagüeño debido a nuestro ya casi ancestral problema de crecimiento vegetativo negativo. Somos uno de los países con mayor esperanza de vida, el país se va llenando de ancianos, ancianos que cada vez demandan más servicios sociales y sanitarios (es normal que si la gente se muere a los 85 años en vez de a los 60, surjan más cánceres, demencias seniles, roturas de cadera, enfermedades crónicas...) y a su vez somos uno de los países con menor natalidad (hace años, con 1,16 hijos por mujer de fecundidad, estábamos, con Italia, a la cola del mundo). No llegamos, ni de lejos, a la tasa de reposición que estaría en 2,1 hijos por mujer, tasa que sí alcanza nuestra vecina Francia, quizás por sus enormes ayudas a las parejas con hijos (pero ese es un tema a tratar en otra entrada).
Total: más viejos y pocos futuros trabajadores. Un desastre para la pirámide poblacional, en términos de futuras pensiones mantenidas por esos teóricos futuros cotizantes.
De todos modos, a veces las tendencias no se cumplen. En los años 90, tras la crisis del 93, para España se auguraba un crecimiento de población que casi llegaría a los 40 millones, pero que a partir de ahí comenzaría a disminuir. Recuerdo comentar aquellos datos en clase, hablando de que, para 2025, se auguraba que España tendría 37 millones de habitantes, como consecuencia de un fuerte crecimiento vegetativo negativo.
¿Cuál ha sido la realidad? Que en 2010 nos encaminamos hacia los 47 millones. Parece que nadie contaba con el repunte de la natalidad y con el gran saldo positivo que han tenido en España los movimientos migracionales. El extenso período de crecimiento económico internacional, los problemas de los países en desarrollo, y el gran tirón de la construcción y los servicios en la España de la última década, provocaron un rápido crecimiento de la población española. Esto ha ayudado a que la Caja de la Seguridad Social haya podido "hacer ahorrillos". Los inmigrantes han llegado, muchos han cotizado, y han permitido mantener en mejores condiciones nuestro sistema, ayudando de paso al repunte de la natalidad (tienen más hijos).
Este sería el primer punto a tener en cuenta: ¿se trabaja con previsiones como las de los años 90? ¿Serán igual de falibles las previsiones de ahora? Porque los "expertos" últimamente no dan una...
En segundo lugar, una de arena. Es cierto que ahora tenemos más esperanza de vida, y que ello redunda en, quizás, una mayor necesidad de alargar la vida laboral. Esos 67 años del mañana supondrían mayor salud y menos vejez que los 65, pongamos, de 1970. Tendría su lógica alargar la edad de jubilación, pero yo creo que con dos premisas: por un lado, acabar con las prejubilaciones. Hoy, el ministro Corbacho, hablaba de la posibilidad de "prohibir" las prejubilaciones para empresas con beneficios. Yo creo que esta idea la necesitábamos ya desde hace más de 15 años. Es, cuando menos, injusto, pedirnos a los trabajadores que ahora no alcanzamos los 50 años, que en el futuro nos jubilemos con 67 o 70 años y con menores jubilaciones, cuando en la banca (tan necesitados los "pobres") y otros sectores se ha estado prejubilando con 55 y hasta 52 años. Es mi primera precisión: prejubilaciones, no. Salvo casos muy contados, trabajos penosos...
También pienso que es mejor no obligar, sino incentivar. Que cada año de más que alguien cotice suponga una mejora de su pensión, pero dejar que la gente, si quiere, se jubile con 60 años y un mínimo cotizado. Es posible que alguien prefiera, pongamos, jubilarse con 60 años, tras 35 cotizados, y cobrar un 70% de la pensión que le tocaría, que jubilarse a los 70 con un 120%. Habría que hacer números y dejar más libertad, yo creo que el sistema podría con ello. Que quien quisiera jubilarse antes, supiera que sería a costa de cobrar menos.
Por otro lado, creo que hay que meterse a fondo con el tema de los gastos financiados a las clases pasivas. Este sí es el cáncer del sistema español. Me explicaré.
Por el hecho de cumplir 60 años o 65, depende de qué tipo de cosas, te conviertes en una especie de Rey Midas, independientemente de tu nivel de renta. Los autobuses urbanos, que venden a 90 céntimos sus billetes, a los mayores de 65 se los venden a 20 céntimos, independientemente de su nivel de renta y riqueza. Te vas a apuntar de socio al Polideportivo de Eras de Renueva, y por tener más de 60 años, tarifa mini, casi mitad de precio. Te vas a Renfe, y Tarjeta dorada con 60 años. Viajes del IMSERSO. Medicamentos gratis. Y así, multitud de cosas. Sin ningún tipo de freno. Un jubilado puede ser, por ejemplo, José María Amusátegui, que gracias a los tres contratos que firmó (entre 1999 y el 2001) con Emilio Botín para cerrar su salida anticipada del BSCH, cobró 43,75 millones de euros como indemnización en "reconocimiento a su extraordinaria labor". Al mismo tiempo, percibe del BSCH una pensión de jubilación cuya "cuantía anual bruta" es de 5.108.603 euros; una segunda pensión vitalicia como ex consejero del SCH, cuyo importe bruto "es igual al 70% de la remuneración actual (con exclusión de dietas de asistencia) que reciba un Consejero en activo de la misma categoría y puesto que él"; y, una tercera, que supera el medio millón anual, en calidad de ex presidente de Unión Fenosa.
Y a este señor, que trabajó mucho, es verdad, se le dan los medicamentos gratis, podría (dudo que lo haga) ir en autobús más barato, etc. Es un caso extremo. Pero sí hay jubilados con pensiones, entre la pública y la privada de su empresa, que superan los 4.000 euros mensuales, y que sí hacen uso de todos esos privilegios.
Yo, ante esto, me quedo atónito. ¿Cómo se me puede exigir a mí y a otros millones de trabajadores y futuros trabajadores, que mantengamos todo esto ahora, en 2010, pero que en 2030 nos fastidiemos y no nos comamos ni un rosco?
Este sería un primer asunto a tratar en el Pacto de Toledo: empezar a dar ayudas sociales a jubilados que lo justifiquen. A cualquiera le piden declaración de la renta para recibir una mísera ayuda de libros para sus hijos, ayudas que no llegan para pagar el montante total de la compra. Y, sin embargo, a cualquier jubilado se le dan los medicamentos gratis, se le da la tarjeta dorada, se le da la luna, aunque no sea un jubilado "pobre", con una pensión mileurista o de indigencia.
¿Quién le pone el cascabel al gato? Lo auguro: nadie. Nadie en el poder, aunque le apoye la oposición, se atreve a tocar a los intocables de Elliot Ness, los jubilados. Millones de personas votando en unas elecciones pensando que el gobierno les ha robado.
Otro tema que habría que discutir es el debate interesado sobre la necesidad de ir a un sistema mixto. El FMI y grandes agencias de calificación y financieras, nos dicen: "el sistema de reparto tiene que desaparecer o pasar a complementarse con uno de capitalización, parte público, y parte privado". O sea: que el Estado, en vez de seguir como hasta ahora, genere futuras pensiones mediante Planes de pensiones (que tendrían que invertir en activos financieros) y que cada uno nos vayamos, obligatoriamente, haciendo un Plan de pensiones privado.
Este es un discurso falaz. Primero, los que nos dicen que hagamos esto son los que ganarán con esos fondos de pensiones. La banca, los agentes intermediarios, los especuladores de siempre. O sea, nos dicen que compremos leche los dueños de la vaca.
Por otro lado, esto no es ninguna garantía. Estos sistemas, ante crisis graves, caen como hojas en otoño. En Suecia lo saben. Si no fuera por la intervención del Estado, las pensiones suecas hubieran peligrado en esta crisis. Lo mismo que todo: llegada una crisis grave, o te salva el Estado, o te salva el Estado. ¿Qué fue de Lehmann Bros.? ¿Qué fue de tantas otras cuyos bonos eran renta fija segura? ¿Qué fue de la gente que invirtió en fondos "seguros" y hoy anda pidiendo, entre otras, a BANIF, su inversión "segura"? Para esos viajes, sobran alforjas. Si todo va bien, no se necesita al Estado. Si va mal, que nos salve. Pues entonces, ¿qué hay de malo en que el sistema de pensiones sea estatal? ¿No es garantía suficiente? Y el que quiera, que contrate un sistema privado, pero como el que contrata un seguro de vida, es cuestión propia.
Este tema da para hablar largo y tendido, pero lo vital es plantearse algo: ¿Jubilarse a los 67? Vale, pero ¿y los jubilados de ahora? Que también carguen con el carro.