jueves, 28 de mayo de 2009

Plan E, dádivas, cortoplacismo. ¿Apostando por el futuro?



El gobierno español comenzó, antes del inicio de este proceso de recesión, que se llegó a definir como de "desaceleración acelerada" (toma ya oxímoron), la puesta en marcha de diversas políticas expansivas (o eso creían ellos), que fueron ampliadas en el famoso Plan E y que se complementaron en el "Debate sobre el estado de la nación" en el Congreso.
Voy a hablar de varias de estas iniciativas, de su falta de tino, de cuáles podrían ser otras alternativas, y de lo que se ha anunciado como posibles nuevas medidas.
Ya dije en una anterior entrada que las decisiones sobre los 400 euros o el cheque bebé de 2.500 euros, tomadas de forma indiscriminada, son contraproducentes. Darle, por ejemplo, 2.500 euros a Rafa Nadal si es padre, no es que vaya a servir para impulsar la economía española... O "regalarle" 400 euros a Francisco González, patrón del BBVA, es como si a mí me dicen que me rebajan un céntimo si me animo a comprar ya mismo un piso de 600.000 euros, ¡qué ganga! Y lo malo es que aquí se van 6.000 millones de euros, con la falta que hay de esos fondos para acciones perentorias en un momento como el actual. La falta de tino de estas dos iniciativas reside en la distinta propensión marginal al consumo que tiene la población. Las rentas altas tienen una propensión "tirando a cero", es decir, si ganan un euro más, no lo gastan (ya ganan bastante y no gastan todo lo que ganan). Sin embargo, las rentas bajas gastan todo lo que les llega. Tienen una propensión marginal al consumo del 100%. Un euro más ganado es un euro más gastado. Por eso, sería más útil, yendo al extremo, dar una ayuda por nacimiento de 5.000 euros a Matilde Pérez, por poner un ejemplo, madre soltera con sueldo de 700 euros al mes, y rebajarle 800 euros de impuestos, y suprimirle esas ayudas a Futbolista Rico Fernández, que acaba de ser papá, y que cobra un sueldo de 7 cifras al año.
El Plan E pretendía ser aún más ambicioso. Pero dentro de este Plan, con ciertos aciertos, se mezclan errores de bulto.
Lo primero que debería buscar un plan de este tipo es que sirva para el futuro, que no ayude durante un mes, dos meses, 6 meses, y que luego los 8.000 millones se queden en nada. Deberían servir esas ingentes masas de dinero para conformar una apuesta por la innovación, por la menor dependencia energética, por la búsqueda de solución a males endémicos.
Un ejemplo claro de lo que pasa lo encontré en una noticia local hace unos días. En un pueblo de la provincia de León habían usado ya la ayuda del Plan E. 30.000 euros, no era gran cosa. Pero en calderillas se acaban yendo fortunas. La ayuda la habían dedicado a poner un parquecito infantil de ésos que crecen como setas en las ciudades: los mismos toboganes con casitas, los mismos juegos... y el acondicionamiento del lugar. Total, las obras habían durado 1 mes, con contratación de una empresa que ocupó a dos trabajadores de plantilla (no generó nueva contratación) y a otros dos trabajadores (contrato por obra, 1 mes trabajando, y luego al paro).
¿Qué se ha conseguido con esa ayuda de 30.000 euros? Como dinamizador de la economía, bien pobre: sacar del paro durante un mes a dos trabajadores. El parquecito está bien, pero auguro que en cuatro años, como los demás, empezará a mostrar señales de abandono. Porque hacer cosas requiere luego mantenerlas, arreglarlas... y para eso no hay dinero, que no hay inauguración y por tanto rédito político.
Además, a la administración le acaba saliendo caro lo barato. Se contratan obras a empresas que subcontratan, que pagan mal a los trabajadores... y al final, de los 30.000 euros, realmente son productivos menos de la mitad. Un ejemplo lo veo claro en la externalización de servicios de las administraciones: si tienen un trabajador de limpieza de personal laboral, ese trabajador no es ni mileurista. Pero si se contrata a una empresa para que haga el servicio de limpieza, la empresa puede recibir unos 1.800 euros a mes o más, y el trabajador de la empresa puede ganar menos de 800 euros al mes.
Yo creo que esos 8.000 euros deberían haberse gastado mejor. Es como si a alguien poco reflexivo, que anda viviendo pobremente, le decimos: "toma, 2.000 euros, para gastar". Y va y se pega un cenorrio en un tres estrellas Michelin, se va de vacaciones al Caribe y vuelve bronceado pero con más deudas que antes. Al menos, si le obligamos a gastarlo en un máster de formación, quizás eso le ayude a mejorar sus expectativas de futuro...
Ejemplos de en qué invertir el dinero se me ocurren varios:
- Somos un país con serios problemas de agua y desertificación. Un año como éste en que ha llovido más se nos olvida. Pero en 20 años tendremos serios problemas. Y lo malo es que en la agricultura se va un 70% de ese agua, y sólo el 5% a uso en el hogar. Un primer destino podría ser modernizar toda la red de canalización de aguas (obsoleta, con fugas múltiples, con canalización al aire libre...) y apostar por técnicas más eficientes de riego, como el riego por goteo, en los cultivos que lo permitan. Un agricultor difícilmente apostará por ello, ya que una inversión en tiempos de crisis es muy difícil, y más con la banca cerrando el grifo de los créditos. Pero si es el estado quien ayuda a realizar esas inversiones, quizás sería más fácil.
- También tenemos un grave problema de envejecimiento de población. Miremos a un país cercano, Francia. Allí no tienen el mismo problema, porque hay políticas que fomentan la natalidad. Aquí se penaliza. ¿Qué mujer se atreve a ser madre en plena crisis, con miedo a perder su trabajo? Un paseo por una ciudad gala nos muestra a parejas jóvenes con 3 y 4 hijos con facilidad, y no es por influencia de religiones más o menos integristas. Simplemente, allí les ponen más fácil ser padres.
- Somos un país muy dependiente energéticamente hablando. También se nos olvida el lejano verano, con el petróleo superando 140 dólares por barril y augurando el final de la era del petróleo. Pero ese final llegará, y España se enfrenta a un estrangulamiento energético grave. Hay que empezar a sembrar para el futuro (bien cercano): todas las viviendas deberían ir siendo autosuficientes, energéticamente hablando. Paneles solares, aprovechamiento de la energía de las olas, energía eólica marina, geotermia... (¿sabías que, con un terreno mediano, si se hacen dos "chimeneas" subterráneas se puede calentar una casa? El aire se calienta solo, sin necesidad de aplicarle energía. Conozco un profesor francés que lo hace. Como él tiene poco terreno, ha hecho dos "agujeros" de 60 metros de profundidad; un solo tubo debe tener 120. Pero no vive en una zona con suelos especiales, ni con acción volcánica: vive cerca de Poitiers. Eso son soluciones simples pero eficaces). Hay que llegar ya al futuro, y ese futuro será sin petróleo o con éste a un precio prohibitivo. Las energías que no eran eficientes con el petróleo a 10 o 40 dólares por barril, si lo serán, comparativamente, con el petróleo a 100 dólares.
- Somos un país que se está despoblando en el ámbito rural: malas comunicaciones, falta de servicios... Quizás la gente joven no se marcharía de las poblaciones pequeñas si allí hubiese colegios, centros de salud, buenas infraestructuras...
Y dejo para el final la boutade de los ordenadores portátiles para los alumnos de 5º de primaria. Ordenadores "para ellos, para que se los lleven a casa". ¿Cuánto durarán esos ordenadores? ¿Quién los usará en casa? ¿Para qué se van a usar? Y mientras, las aulas sin pizarras digitales y aulas de ordenadores con dos alumnos por ordenador. Yo hice las cuentas el otro día, de una forma sencilla. Se acusa a los profesores de usar poco los ordenadores, y se habla de ratios de 5 alumnos por ordenador. Quienes hablan, poco saben de lo que pasa en las aulas. Un centro de Secundaria de tamaño medio tiene unos 20 grupos. No he conocido ninguno de ese tipo con más de 2 salas de ordenadores. A la semana hay 30 horas de clase, es decir, con 20 grupos, entre todos tienen 600 horas (en realidad hay más, pues en las horas de optativas los grupos se desdoblan). Las aulas de ordenadores, a tope toda la semana, dan para 60 horas de uso. Por tanto, simple es la cuenta: cada grupo, con 30 horas de clase, podría ir al aula de ordenadores un máximo de 3 horas a la semana, a repartir entre todas las materias (una media de 9). O sea que a cada materia le tocaría una media de 1 hora cada tres semanas para ir a usar el ordenador. Esa es la realidad.
Y luego está la ratio profesor/alumno. En un centro con 600 alumnos y 60 profesores, en teoría a cada profesor le tocan 10 alumnos. Falso. Tendrá 25 alumnos en un grupo, 28 en otro... Yo tengo 120 este año. ¿Educación individualizada? ¿Corregir 120 cuadernos, trabajos, exámenes cada poco? ¿Estar al tanto de los problemas de aprendizaje de 120 alumnos? Y encima, tras múltiples cursos de Powerpoint, Pizarra digital interactiva y la repera, resulta que en mi centro, para unos 800 alumnos, hay ¡una! pizarra digital. ¿Será para enseñarla el día internacional de las NN.TT.? Si es que los gobernantes no se enteran...
Ese dinero que se va a gastar en ordenadores para los alumnos, debería ser para dotar a los centros. Lo mismo que no regalamos dinero a los bancos, sino que se lo prestamos... ¿o no?

jueves, 21 de mayo de 2009

Futuro de las pensiones: ¿pensiones sin futuro?

Las palabras del Gobernador del Banco de España, más conocido por MAFO, sobre los problemas futuros de las pensiones en España, han hecho saltar las alarmas y han abierto definitivamente la Caja de Pandora. Una discusión que lleva años de retraso, pues nadie se atreve a "ponerle el cascabel al gato", que hay muchos millones de pensionistas y eso significa muchos millones de votantes.
Hace ya tiempo que se discute cuál es el modelo ideal para los sistemas nacionales de pensiones. Por un lado está el sistema de reparto, como el español. Las pensiones actuales las pagan los cotizantes a la Seguridad Social actuales. Se dice que no ha habido problemas para financiar las pensiones en estos años debido al imprevisto aumento de la población activa que se ha dado en los últimos 8 años. Recuerdo que hace 10 años las previsiones de población para España es que rozaría los 40 millones, y luego esa población empezaría a descender, incluso hasta los 36 millones. No contaban los "expertos" con el boom de la economía española, y sobre todo de su construcción. Se han necesitado muchos trabajadores, que en gran parte han sido inmigrantes. Y se produjo con ello un doble efecto: más población en general, más población activa, y además un repunte de la natalidad, que llegó a ser la menor del mundo con Italia, debido por un lado a que los inmigrantes tienen más hijos, y por otro a que mi generación, que dejó para más tarde eso de tener hijos, al final se puso a tenerlos. Todo ello nos ha llevado a ser un país de más de 45 millones de habitantes, en el que la "Caja" de la Seguridad Social ha ido generando sucesivos superávits, que en parte se han dedicado a hacer un fondo para cuando la situación se invierta, y no hacer peligrar el pago de las pensiones.
Surge un problema: ¿qué hacer en un país que será en el futuro de los más envejecidos del mundo, en el que se prevé que cada trabajador mantenga un pensionista? ¿Será mantenible el sistema actual de pensiones? ¿Será mantenible un sistema que generará cada vez más gasto pero en el que los ingresos crezcan a un ritmo bastante menor?
En otros países, se optó por un sistema público de pensiones por capitalización, en vez de reparto. El trabajador va generando un fondo para su pensión futura, fondo que se capitaliza para que el dinero no pierda poder adquisitivo. Hasta en España se habló hace meses de invertir parte de esa "Caja B" de las pensiones en la Bolsa, para revalorizar la "hucha". El desplome de los mercados de valores ha dejado para mejor ocasión el tema. Y en Suecia empiezan a ver el fallo del sistema: la deflación en el mercado bursátil ha hecho descender el valor de lo capitalizado en un 30%. Pero el Estado garantiza el cobro de las pensiones, luego ¿para qué se va a capitalización si, en el caso de que sea negativo su efecto, el Estado tenga que sufragar las pérdidas?
Desde hace años, se recomienda completar la futura pensión pública con un fondo privado de pensiones. Para evitar perder poder adquisitivo en el futuro, empezar a ahorrar desde ahora. El fallo está en que, por un lado, aunque haya desgravaciones fiscales, es evidente que eso rebaja la renta disponible de las personas para consumo actual: se reduce su consumo y se genera menos actividad económica. Por otro lado, su dinero es invertido en activos que pueden ser como los de Madoff: en un tris trás, te ves con el culo al aire.
El Banco Mundial proponía en 1994 un sistema de pensiones público sólo para pensionistas pobres (como la "sanidad" americana), otro obligatorio de capitalización hecho con cotización de los trabajadores pero de gestión privada, y un complemento voluntario en forma de fondo de pensiones. O sea: la pensión se privatizaría. Y estaría al vaivén de los efectos de los mercados de valores. Al que le tocase jubilarse en una recesión, podría ver reducidos sus emolumentos en un 40%, mientras que el que se jubilase en plena expansión, inicialmente estaría contento. Pero... ¿y si quiebran esos fondos de pensiones privados? ¿Quién resarce al jubilado? Ya comenté alguna vez que en España los antiguos trabajadores del Instituto Nacional de Previsión, más tarde I.N.S.S., estuvieron años pagando una mutualidad para complementar sus pensiones futuras. Años de cotización que quedaron en forma de humo, pues la mutualidad quebró, desapareció, y el dinero se esfumó (como con Madoff, vaya).
En la "propaganda" que se hace de los fondos privados de pensiones no hay un debate neutral. El columnista de Financial Times, John Kay, reflejaba los intereses de grupos conservadores americanos y de la banca en fomentar el miedo y la incertidumbre. Si la gente empieza a hacer fondos de pensiones privados en masa, ¿quién se beneficia de ese dinero? Está claro que es negocio para los intermediarios financieros.
Por tanto, ma declaro partidario de un sistema de pensiones como el español, de reparto y con la garantía del Estado. Eso no significa que no haya que cambiar nada, ya que el sistema nos dicen que peligra a partir de 2025, cosa poco tranquilizadora para alguien que no ha cumplido aún los 50 años.
En primer lugar, es increíble que se sigan permitiendo jubilaciones como las de la banca, Telefónica, multinacionales de alimentación y farmacéuticas... Hace poco, me encontré con un conocido de 54 años, recientemente prejubilado. Era delegado de ventas para Madrid de una multinacional. Decía que estaba encantado: se iba a su casa cobrando lo mismo que trabajando. No se sabía nada del plan para librarse de unos 20.000 trabajadores en todo el mundo: éstos no protestaban ante tratos tan ventajosos. Eso por no hablar de los trucos de mandar dos años al paro al trabajador para luego hacer no sé qué triquiñuelas y que al cabo sea el Estado el que sufrague las bajas.
En segundo lugar, no se nos puede pedir a los trabajadores de hoy que paguemos pensiones de 2.000 euros a gente que tiene unas magníficas pensiones complementarias, y que nos conformemos con que nuestras pensiones en el futuro sean de 1.000. Habrá que repartir el esfuerzo, ¿no?
En tercer lugar, hay que racionalizar. No se puede crear la categoría "jubilado", como si todos fueran iguales. Hay jubilados "de oro" y otros de miseria. Sin embargo, todos reciben el mismo trato. Por ejemplo, transporte gratuito o subvencionado municipal, medicinas más baratas, tarjeta dorada, viajes del IMSERSO... ¿Por qué este despilfarro? ¿No puede pagar un billete de autobús un jubilado leonés que cobre 2.000 euros de pensión pública más otros 2.000 de pensión privada y sí debe pagarlo un joven trabajador con un contrato de S.M.I.?
Debe empezar a quitarse el apelativo de jubilado con todos los privilegios a quienes tienen rentas altas. Más cuando es en gran parte de los casos gente que ya tiene pagada su vivienda (comprada antes del boom inmobiliario) y que no tiene menores o estudiantes a cargo. Debe empezar a tratarse caso a caso el tema de los pensionistas. Igual que yo no recibo una ayuda de libros para mis hijas por superar el nivel de renta, ¿por qué no se hace lo mismo con las "clases pasivas"?
Somos el país del pan y circo. Conozco jubilados con un alto nivel de renta (que incluso siguen trabajando "en B" porque dicen que si dejan de trabajar se mueren) que hasta se van de viaje a Italia con excursiones subvencionadas por la Comunidad Autónoma. Y tienen termalismo, y clases de tai chi, y la repera bendita. Y tú mandas a tus hijos a la escuela municipal de música y te dejas los higadillos, o te suben un 40% en un año el comedor escolar, y a apechugar, que para eso eres trabajador en activo.
Una solución al problema futuro de las pensiones lo daba hoy en una carta al Director en el diario El País Jordi Roca Jusmet, Catedrático de Teoría Económica de la Universidad de Barcelona. Nos cuenta que la crisis financiera ha hecho más evidente que los sistemas públicos de pensiones pueden sufrir muchas tensiones dependiendo de las evoluciones demográfica y económica pero nada comparable a la incertidumbre de confiar la jubilación a inversiones en los mercados financieros. Menos Madoff y más Caja de la S.S. Y frente a los que opinan que un sistema como el nuestro no es viable si los compromisos de pago crecen a mayor ritmo que la masa salarial que sustenta estos compromisos, debiendo por tanto reducir los gastos (menores pensiones), propone que una alternativa evidente es aumentar la cotización media, ¿por qué el ajuste ha de venir necesariamente por el lado de los gastos y no por el de los ingresos? Es decir, aboga por evitar un posible problema con el cobro de la pensión incrementando las cotizaciones. Es una idea.
Yo, desde luego, prefiero cotizar más si me asegura el Estado la pensión pública y de un nivel como las actuales, que aventurarme a comenzar una cotización mediante sistema privado de pensiones, que no esté asegurado por vía estatal, y que me pueda ver en el futuro protestando como los de BANIF, que vieron cómo lo que creían "inversiones seguras" eran fondos de inversión Madoff, es decir, como jugar a la ruleta (¿rusa?).

miércoles, 13 de mayo de 2009

¿Compramos vivienda o alquilamos?



Hace ya algunos años que empezó a plantearse en España la disyuntiva de si era más conveniente comprar una vivienda o alquilarla.
La discusión hace 30 años era distinta. Los tipos de interés eran muy altos, no como ahora, y mucha gente compraba tras años de ahorro, en los que estaba de alquiler. Otros compraban mediante una hipoteca, pero no era un tipo de préstamo tan corriente como lo es hoy en día, en que es casi imposible comprarse un piso sin pasar por el banco. Lo realmente diferente con respecto a ahora es que la proporción de renta que se llevaba la compra de un piso era pequeña en comparación con lo que en la actualidad tiene que dedicar una pareja media para adquirir su vivienda. Me decía un día una vecina que, cuando ella y su marido compraron su piso hace 32 años, la compra les supuso más o menos lo que ganaban anualmente. Unos años después, para la misma pareja, esa compra supondría pagar el sueldo de un trienio (de las dos personas).
Con la enorme subida de precios que tuvieron los pisos en el decenio 1997-2007, la discusión renació. Muchos empezaban a abogar por volver al alquiler. Era impensable que se pagasen, por ejemplo, 1.500 euros al mes por una hipoteca cuando se podía alquilar un piso similar por 900 euros mensuales. Los que no opinaban lo mismo respondían que con los 1.500 euros pagados, el piso sería propiedad del comprador (tras 20, 30, 40 y hasta 50 años de pago de hipoteca; casi que esos 50 años y un día equivaldrían a una "cadena perpetua": el piso nunca será tuyo, será de tus hijos que lo acabarán de pagar), mientras que los 900 euros al mes pagados por el alquiler serían un dinero perdido. Si al menos existiese algo similar al leasing de pisos, en que el pago realizado sirviese para minorar el precio final de compra en caso de que ésta se hiciese...
Tras el derrumbe del mercado de la vivienda, son cada vez más las voces que abogan por una vuelta al mercado del alquiler. El gobierno, a través de su Ministra de Vivienda, es uno de los promotores de este retorno. Se aduce, entre otros argumentos, que España es el país europeo en el que más gente tiene vivienda en propiedad, cuando el porcentaje, por ejemplo, de alemanes que vive de alquiler es mucho mayor.
Habría que discutir mínimamente este último argumento. En España es verdad que la gente compra más (aunque habría que contar con el hecho de que, como país eminentemente turístico, hay mucha segunda vivienda en propiedad, tanto de españoles como de extranjeros). Pero existe un sesgo importante: debemos ser el país en el que la gente, con diferencia, más tarda en irse de casa de papá y mamá. Ahí surge una diferencia importante. Mientras que un inglés o un alemán joven se van antes de casa, con lo que suelen alquilar su vivienda por falta de posibilidad de compra, el mismo joven españolito está muy contento en casa de sus padres, esperando a comprar su piso cuando tenga 35 años, porque con los sueldos mileuristas españoles, y las ganas de fiesta que tenemos, la verdad es que es difícil comprar el piso.
Yo voy a justificar la razón por la que creo que, en general, es primordial COMPRAR nuestra vivienda, y no vivir toda la vida de alquiler.
Está claro que es duro tener que sacrificar los mejores años de nuestra vida (cuando somos más jóvenes, quizás tengamos pareja y la falta de hijos nos permita viajar, la llegada de posibles hijos y sus ilusiones...) pagando una hipoteca que suele llevarse una buena parte de nuestras ganancias. Pero también está claro que, cada año que pasa, y salvo catástrofe en forma de subida galopante de los tipos de interés, la cuota mensual de la hipoteca suele llevarse cada vez una parte menor de nuestra renta disponible. Si aguantásemos esos 30, 40 años pagando la hipoteca, nos daría la risa al final de la vida del préstamo. Como el que recuerda lo que ganaba hace 30 años, o como cuando yo les digo a mis hijas que iba al cine con 25 pesetas en el bolsillo hace 35 años. El banco, a partir de la mitad de la vida de la hipoteca, se suele poner nervioso. Como pagamos por el sistema francés de amortización de préstamos, al principio pagamos muchos intereses, y muy pocos al final. Y si alargamos el préstamo en vez de amortizar anticipadamente, el banco empieza a perder rentabilidad en la operación. Por ello, sospechosamente, siempre empiezan a mandar cartas ofreciéndonos amortizar estos préstamos cuando ya no les interesa seguir con ellos (yo recomiendo esperar hasta el último día...).
Sin embrago, los alquileres, pasada la ley aquélla de los arrendamientos urbanos antiguos, en que no se podían subir éstos más que miserias, y así había gente pagando 1.000 pesetas por pisos en pleno centro de León en el año 2.000, no dejan de subir. Si hoy pagamos 600 euros por un alquiler mensual de un piso, no dudemos que, en 30 años, ese alquiler costará más de 1.500 euros.
¿Y cuál es el principal problema? El de la entrada prometida y demorada: nuestra pensión. La mayor parte de la gente, salvo privilegiados como Corcóstegui, que salió del BSCH "jubilado" con 100 millones de euros, pierde poder adquisitivo al jubilarse. El día antes de jubilarse ganaban 100 y al día siguiente pasan a ganar 70. Si tienen la suerte de haber acabado de pagar su piso, eso supondrá que la pensión mensual quizás les llegue para vivir módicamente (eso si los hijos no siguen estudiando o no los sacan de casa ni los GEOS...). Pero... ¿y si han vivido toda la vida de alquiler? Sólo les salvará si han dedicado la diferencia de pago al ahorro seguro (y recordemos que los fondos de inversión dan alegrías y también provocan suicidios) para complementar su pensión. Pero si no ha sido así, tendrán que dedicar su pensión, que quizás no será muy "alegre" en el futuro y que sólo se actualizará al I.P.C. como máximo, a sufragar gastos crecientes, con un alquiler de la vivienda que puede crecer a veces a mayores porcentajes y con la inseguridad de seguir en el mismo piso o tener que cambiar, pagando la diferencia a otro quizás mucho más caro, porque la ley no nos asegura hoy en día que podamos estar toda la vida en el mismo piso alquilado.
Eso sí, cuidado con lo que se hace: con el euríbor en mínimo histórico, el que compre hoy en día tiene que tener claro que a no mucho tardar, su cuota mensual tiene que subir, en algunos casos hasta 200 y 300 euros al mes. Por tanto, una recomendación: nunca hay que endeudarse hasta el cuello, podemos perderlo. Siempre hay que endeudarse como mucho en un 30-35% de la renta cuando se está en tipos tan bajos, porque en cuanto éstos suban, ese porcentaje subirá al 40, 45 y más. Y ahí empiezan los problemas...

viernes, 8 de mayo de 2009

¿Trabajar más o trabajar menos?

Había prometido una entrada hablando de las pensiones, pero voy hoy a tratar un tema algo relacionado, para a continuación, espero que en un par de días, tratar a fondo el tema de nuestras futuras e impredecibles ganancias.
Si nos dedicáramos a contabilizar palabras que aparecen hoy en cualquier periódico, observaríamos que el contador de la palabra "crisis" estaría seguro en el podio de las más numerosas. Todos a hablar de la crisis, todos a buscar soluciones, y ninguno encontrándolas. El B.C.E. ayer bajó los tipos al 1%, y como eso ya no sirve como medida de política económica, no va a animar al muerto, ha decidido (a buenas horas, mangas verdes) abrir el "cajón" de las medidas menos habituales. Así soy yo Presidente del B.C.E., Sr. Trichet: tras meses de subir tipos, cuando debería haberlos bajado, ahora se da cuenta, ya metidos en el fango, que la simple bajada de tipos no sirve para inyectar liquidez en el sistema. Como algún medio ha dicho, Trichet "da a la máquina de fabricar dinero": comprará activos de los bancos a cambio de parné del prestable, y a su vez prestará dinero a más tiempo. A ver si esta vez logran algo.
Pero en la U.E. son conscientes de que ningún país está encontrando la vía de moderar la recesión, el fantasma de la deflación acecha (la bajada de precios es como el hombre del saco para los economistas: si la gente sabe que los precios bajarán, sus decisiones sobre consumo duradero se pospondrán, y la espiral de crisis se agravará) y empiezan a aparecer las soluciones "originales", las que estaban proscritas hasta hace poco. Hasta el gobierno dirigido por una conservadora de un país como Alemania, donde ya se habla de un descenso del P.I.B. del 6% al final de año, quizás esté dispuesto a "aceptar pulpo como animal de compañía", apuntarse a políticas denostadas como las puestas en marcha por los socialistas franceses hace unos años.
Resulta que la recientemente concluida Cumbre sobre el Empleo de la U.E. (¿no sería más realista "sobre el Desempleo"?) se ha elaborado un Decálogo que es más de lo mismo: vaguedades, intenciones, palabras bienintencionadas. Poco más. Pero en ese decálogo se advierte, en su primer punto, algo "original". El punto aboga por "El mantenimiento del empleo en empresas con caída de actividad ajustando las horas de trabajo y aprovechando la baja carga laboral para promover la formación continua de los trabajadores". Más claro, agua: las 35 horas francesas. Si "sobran trabajadores", no despedirlos. Reducir la carga laboral, es decir, reducir su horario laboral, repartir las horas de trabajo totales entre el total de la plantilla, y aprovechar ese sobrante para formar a los trabajadores.
Estoy perplejo. Que desde la U.E. se proponga esto, allí que hasta hace poco se estaba discutiendo si permitir una jornada de 65 horas semanales, es algo cuando menos sorprendente. El propio Presidente francés, Napoleón IV (perdón, Nicolás Sarkozy) prometió en campaña electoral acabar con la ley de las 35 horas, culpable en parte para él del estancamiento del otrora pujante país galo. Pasados ya dos años desde la victoria de Sarko el 6 de mayo de 2007 sobre Royal, la verdad es que no se ha derogado tal medida, ni se sabe nada sobre su posible supresión. Esperando a Godot.
O sea, que ahora la solución a la crisis es evitar los despidos trabajando todos un poco menos. Me parece bien eso de trabajar menos, pero... ¿sin contrapartida? ¿A costa de reducir salarios? (dudo que los trabajadores aceptaran tal medida). ¿Aceptando una rebaja de la productividad? ¿Logrando que los trabajadores cambien menos trabajo en tiempo por más trabajo en calidad, concentración? ¿Una hora menos al día a cambio de que los trabajadores no consulten internet, Facebook, E-mail, etc. en su mesa de trabajo? La medida es un brindis al sol. Eso sí, yo me apunto el primero. Mejor: que hagan los viernes no laborales, y así tendríamos en algunos casos tres días de fin de semana, y ya se sabe que los fines de semana la gente gasta más, consume más... Dejamos la jornada laboral en cuatro días semanales, 9 horas por día, procurando que haya sólo media hora para comer (así, la gente tendrá que comer fuera de casa y gastará, que es de lo que se trata) y dejamos el calendario con los viernes, sábados y domingos libres. Y a gastar, de puente, todos en coche a la playa. De nada por la idea, sesudos señores de la U.E.
Eso sí, mientras ahora hablan de trabajar menos cada año, ya nos avisan de que tendremos que trabajar más, pero en años. Vamos, que llevaremos a los biznietos al trabajo, porque ya no nos quedaremos a cuidarles en casa mientras nuestros hijos y nietos trabajan. Ya se habla de 70, pero si las cosas van mal, no me extrañaría que éstos de la U.E. nos hablaran ya de acabar con las jubilaciones. ¿No es un desperdicio que un jovencito de 80 años esté en casa cobrando por no hacer nada? Aburriéndose, en soledad... Si en el fondo le harán un favor, enviándole a currar un poco...
Parafraseando a los añorados Tip y Coll, "La próxima entrada... ¡Hablaremos de las pensiones!".
http://www.elpais.com/articulo/economia/cumbre/Empleo/UE/concluye/generico/decalogo/medidas/elpepueco/20090507elpepueco_10/Tes