viernes, 19 de marzo de 2010

Reduciendo déficit. El gasto sanitario


Ha llegado la hora de la verdad. España debe empezar a reducir déficit público de manera ordenada pero efectiva, porque de no hacerlo, se enfrenta a una posible expulsión del euro.
Ángela Merkel ha sido la primera en lanzar una idea que a los románticos les sonará bien: volver a usar la peseta, la lira, el dracma... Pero es que, si nos echan del euro, la cosa va a ser más bien trágica. Tenemos hasta 2013 para cumplir lo prometido: volver a la senda euro, es decir, un máximo de déficit público del 3% del P.I.B.
Y van el PP y el PSOE y se ponen de acuerdo en una cosa. No, no es en subirse los sueldos: en eso se ponen siempre de acuerdo. Han decidido dar un recorte al gasto sanitario. Como la sanidad está transferida a las CC.AA., o los dos grandes partidos se ponen de acuerdo, o no habrá forma de hacerlo.
Las ideas apuntadas sorprenden. Pero sorprenden por una razón fundamental: ¿quién es el cenutrio que no las puso en marcha hace ya mucho tiempo? Cosas como hacer una central de compras para todos. Eso se estudia en economía de 1º de Bachillerato. Un comprador tiene más fuerza de negociación que 17 por separado. Eso sí, es más difícil llevarse la comisión. Y en ésas andan, quizás lleguen a ponerse de acuerdo para comprar las Aspirinas...
¡Que no! Que ahora se han acordado de que también deben optar por los genéricos... O sea, ahora sólo comprarán Ácido acetilsalicílico y no Aspirina, Paracetamol y no Gelocatil, Ibuprofeno y no Nurofen... ¿Y esto no se hace ya? ¿Y por qué no? ¿Algún director de hospital, Consejero de sanidad o demás gente encargada de compras se lleva comisión por comprar algo que tiene un genérico más barato? Sería para protestar por su estolidez, cuando menos. Por no hablar de cosas más graves.
Yo aporto mi granito: en la sanidad se puede recortar el gasto en muchas cosas. Pongo algún ejemplo:
  • Según datos de 2008 del propio Ministerio de Sanidad, en 2005 en España hubo en hospitales públicos un total de 31.246.042 estancias hospitalarias, entre agudos, psiquiátricos y de larga duración. Toda esta gente recibe un servicio sanitario. Loable. Pero reciben un servicio que, a mi juicio, sobra: se les da de desayunar, comer, merendar y cenar gratis. GRATIS TOTAL. No lo entiendo. ¿Qué tiene que ver eso con el servicio sanitario? Si yo voy a un hospital, y estoy una semana, ¿por qué tengo que tener pensión completa? Entiendo que en casos de beneficencia no se cobre a la gente, pero en los demás, debería ser un servicio en que se cobrara, al menos, al coste. Esa gente comería, cenaría y desayunaría en su casa. Eso que se ahorran. ¿Por qué debe sufragarlo el Estado? Yo creo que de aquí podrían sacarse más de 100 millones de euros al año.

  • El ejemplo francés en España funcionaría que ni pintado. Se sabe que a los servicios de urgencias la gente, en días de partidos de fútbol, apenas acude. Hasta que se acaba el fútbol. O sea: que no son urgencias. Lo mismo pasa con los Ambulatorios: mucha gente va por un simple catarro o una gripe, contra la que lo único que sirve es esperar y tomar antipiréticos, que no llevan receta. ¿Por qué no reducir tanta gente que va sin razón? Yo propongo un copago con parte de reembolso. Algo similar al caso francés, pero más leve: que la gente pague primero y luego se reembolse una parte. Como esto sería la bomba, empezar por algo sencillito: cada visita a Urgencias, 5 euros. La Seguridad Social reintegraría luego 4 euros en caso de que la urgencia fuera real. Pero si se comprobase que no había ninguna duda, que la gente lo que ha hecho es ir a Urgencias para agilizar el tratamiento, sin reembolso. Y en los Ambulatorios, 3 euros por visita, a reintegrar 2. O sea: que cada enfermo pague 1 euro por visita. No es la ruina del contribuyente, y al estado le supondría una gran fuente de ingresos, a la vez que recorte de gasto: estoy seguro de que mucha gente, por no pagar un euro, dejaría de darse el paseíto al centro de Salud. Que eso es a lo que va alguna gente: a pasar la mañana o la tarde.

  • Intrusismo profesional: crear una sección pública de odontología. Con precios de un 20% con respecto a los que cobran los dentistas. Familias españolas agradecerían poder pagar las ortodoncias de sus hijos a precios que no recuerden a Bonnie & Clyde y para el Estado supondría una fuente más de ingresos. Vamos, que prefiero pagar 600 que 3.000... Y si esos 600 van al sistema público, miel sobre hojuelas.

Y ya seguiré otro día con más ideas. Seguro que en dos días se me ocurren dos ideas más. A los políticos, normalmente, se les ocurre una al año: subirse el sueldo...






Vídeo sobre los enfermos imaginarios: 10% del gasto sanitario






Vídeo sobre el recorte del gasto sanitario

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