lunes, 1 de junio de 2009

Lavando dinero negro

Parece ser que ha llamado mucho la atención el caso de un jubilado inglés dedicado al curioso "arte" de bailar breakdance. En sí puede ser noticia el hecho de que un anciano de 73 años baile breakdance sin que se le quiebren los huesos y se trague la dentadura postiza al primer intento. Pero el caso es más espectacular, de titular de la prensa. Este venerable anciano (parafraseando a Millás, ¿qué querrá decir venerable anciano?) no sólo se sacaba un "sobresueldo" como bailarín de breakdance en clubes nocturnos ingleses, sino que, toma ya protagonista de novela picaresca, vivía desde hace años del cobro de una pensión de invalidez de unos 1.200 euros.
Nuestro protagonista logró la invalidez por algún problema en una pierna. Sus vecinos debían saber que tanto como inválido... pues no, pero no iban a denunciarle, cuando cualquiera de ellos hubiera querido lograr lo mismo. Pero al hombre le pudo su afán de superación. En un momento en que le dejó una novia (ya siendo hombre de provecta edad), se empezó a revolcar por el suelo... y... ¡carallo, que diría un gallego! ¡Si resultaba que era un as del breakdance! Era capaz de bailar de espaldas, con el cuello... vamos, un pandillero más del Bronx. En un momento determinado, empezó a sacarse unas perrillas gracias a su recién descubierta habilidad... hasta que le pudo la ambición. Se presentó a un casting de ésos que seleccionan personas para un concurso de televisión (capaces de cantar Ken Lee en vez de Can't live o de hacer el baile del gorila) y llegó a semifinales. Es el mismo concurso en el que se ha hecho archifamosa una tal Susan Boyle (hasta yo, que vivo sin televisión desde hace más de 8 años, he sido infectado por la gripe porcina televisiva... es imposible no acabar sabiendo quiénes son los nuevos fenómenos catódicos...).
Y ahí saltó la liebre. Alguien debió darse cuenta de que ese vejete simpático era un defraudador, que llevaba años viviendo de una pensión de invalidez a la vez que trabajaba de "bailarín". Más morro que un oso hormiguero. Parece ser que el futuro que le queda no será de inválido... esperemos que le quede salud para bailar muchos años más, o tendrá que descubrir nuevas habilidades para sobrevivir.
¿Y qué tiene que ver todo esto con el título de la entrada? Pues hay una razón. La falta de control de los Estados sobre el dinero que pagan y sobre el dinero que deberían ingresar. Ahora mismo habría mucho dinero para planes E si las inspecciones fiscales y laborales funcionasen de verdad. Este "simpático" británico pudo estar años haciendo lo que hizo gracias a que nadie supervisó realmente su problema. No se habrá hecho un adecuado seguimiento ni control de sus ganancias. Es como la sorpresa que se llevan los partidos políticos cuando uno de su cuerda "cae" en una red de corrupción. Se hacen los incrédulos, cuando algo deberían sospechar si quien es detenido llevaba años cobrando 100 y gastando 10.000, con coches, casas y vacaciones a todo trapo. Y fumando billetes de 500 euros.
Hace poco visité una ciudad con mar, un lugar al que voy casi cada año en verano. Fueron dos días con sol, que necesitaba, aunque duros para una dolencia que tengo en la mano, ya que los dolores se agudizaron. Pero de allí lo que me traje fue una sospecha. Y si yo estuve dos días y vi lo que vi... ¿nadie de quien debería velar por el interés general hace inspecciones?
Ya me llamó la atención el día de llegada, entrada la noche, en que tuvimos que comprar pañales de urgencia. Encontramos un supermercado abierto, que conocía de otros años (pero abierto a las 11 de la noche, ya era algo raro). El personal había cambiado. Todos de la misma nacionalidad, que están haciéndose presentes en muchos otros negocios de la venta al por menor, el ocio y la hostelería. Todos, supongo yo, manejados por alguna mafia que los controla. Como en el negocio del top manta, en el que los que venden no son más que unos pobres explotados por redes que se están haciendo de oro con el tráfico ilegal.
En un bar del paseo marítimo, con personal del mismo país, pedí un agua mineral. Pregunté cuánto era: "un euro y sesenta céntimos". Ya el precio era suficiente para llamar a los GEOS, pero como uno es tranquilo, decidí aceptar las reglas del mercado: "tengo una sed que me muero, hace mucho calor y no me apetece pegarme un paseo hasta el próximo bar para comprobar que me van a clavar lo mismo que aquí".
Pero algo me llamó la atención. Tras las dos milésimas de segundo que tardé en abrevar los centilitros de agua de la botella, fui a pagar. El camarero que me cobró era otro, y pensé que se había equivocado: marcó en un papel a bolígrafo "3,20 euros". Se fue a la caja, y marcó 3,20 euros. Y me dio la vuelta de mi billete de 5 euros: 3,40 euros. O sea: me cobraron bien (carííísimo), pero marcaron el doble de ingreso en el papel y en la caja.
Con ello, ¿qué consiguen? Pues está claro: declararán más ingresos de los que realmente tienen. No compran esos negocios para ganar dinero con ellos. Los que los compran ponen allí a sus esclavos (como los del top manta) para utilizar esos negocios como vía para el lavado de dinero negro. Es fácil: si gano 1.000 euros con actividades ilícitas, ése es un dinero que escapa al control estatal, es dinero negro que hace falta pasar por la lavadora. ¿Cómo lo hacemos? Pues a través de una actividad legal (un bar, un taller mecánico, una tienda de frutas...) en la que declaramos muchos más ingresos de los que realmente tenemos. Luego se hacen los ajustes contables que haga falta (el que ha estudiado contabilidad y la ha aplicado a nivel empresarial, sabe que ésta es muuuuuuuy flexible, y si no que se lo pregunten a alguien de Enron o de otras muchas empresas quebradas por artificios contables...) y ya tenemos dinero limpito.
¿Y hay algo que hacer ante estos manejos? Pues inspección. Gente que controle la actividad de los negocios. Que no me cuente el tabernero de la esquina que por su bar pasan cada día 1.000 personas, porque cada vez que paso por ahí veo a los mismos jugando a las cartas y al mismo ludópata dejándose el dinero en la tragaperras... Hace falta que desde la Administración se vean claros los focos de blanqueo y de actividad sumergida... y palo al canto. Que hacen falta otros 8.000 minoyes para el Plan E 2ª Parte... (no habéis visto nada más terrorífico desde Viernes 13 9ª parte...).