viernes, 2 de octubre de 2009

La salida del túnel

Brotes verdes, previsiones de la OCDE, previsiones de FUNCAS, previsiones del FMI, previsiones (¿han previsto algo?) del Gobierno, previsiones (¿más y mayores catástrofes?) del principal partido de la oposición... Aquí todo el mundo habla de lo que va a pasar pero como haciendo un brindis al sol, sin decir realmente por qué o por qué no España mejorará en 2010... o en 2014. Aquí no se dan las reales causas de que estemos como estamos y de que podamos salir de este embrollo sin dejarnos el bolsillo por el camino.
La patronal, por ejemplo, arrima el ascua a su sardina: en España hay que hacer una reforma laboral que abarate el despido. Eso bastará para que se produzcan una serie de milagros que lo de la resurrección de Lázaro se quedará en truco de prestidigitación.
Los hay, como la UBS (banco suizo), que propugnan la bajada de salarios en España en un 10%. Propugnan un impulso de las contrataciones mediante incentivos para conseguir frenar el agujero del mercado laboral, lo que llevaría a una reducción de los salarios (supongo que reales) en un 10%. Y dicen que, si no, los mileuristas acabarán siendo ochocientoseuristas.
Está bien esto de propugnar que los mileuristas se conviertan en novecientoseuristas para evitar ser ochocientoseuristas. Pero la UBS se olvida de decir la razón por la cual hay que hacer lo que dicen y qué efectos demostrables hay detrás de su medida.
Yo me arriesgaré a decir lo que pienso, que no es precisamente una predicción halagüeña con los movimientos gubernamentales ni pretende decir que el barco se hunde por falta de patrón.
En España ha habido una hecatombe mayor que en otros países de nuestro entorno por la misma razón que hace dos años éramos los Usaín Bolt de la economía europea (a China habría que ponerle otro apelativo, ellos ya son unos Caster Semenya, compiten en otra liga).
España, país donde se construía, para una población de 46 millones de personas (más otros cuantos millones atraídos por su sol queriendo un destino vacacional en propiedad), el mismo volumen de vivienda que, pongamos, Gran Bretaña, Francia y Alemania juntas (más de 200 millones de habitantes les contemplan), era un país donde la burbuja inmobiliaria no es que tuviera que explotar, es que era seguro que llevaba dentro de ella una especie de "bomba de racimo", que dañaría más que una simple explosión.
La banca y los sucesivos gobiernos acabaron por ampliar el daño. La banca, haciendo trampa, dando hipotecas a 40 y 50 años inflando el valor de tasación para poder dar, con el 80% de la tasación, el 100% del valor de compra, y sin avisar a gente sin muchos conocimientos financieros de que estaban cavando su fosa al firmar el préstamo. De todos modos, algunos, en el pecado, llevaron la penitencia: los impagos serán el motivo de la caída de más de una caja (los bancos parecen más protegidos).
Los dos gobiernos, del PP y del PSOE, poco hicieron para paliar el desastre que se avecinaba. El PP, con frases como la de Cascos, que decía que en España los precios de los pisos subían a ritmos del 17% anual "porque en España la gente tiene dinero para comprar", infló aún más la burbuja. La gente no tenía dinero: la gente compraba por miedo a que los precios subiesen aún más, a costa de hipotecar su futuro y, sobre todo, su capacidad de consumo. Y los que especularon con la vivienda, comprando como inversión porque "el ladrillo es lo único seguro, tiene un valor material", no se daban cuenta que ese valor era ficticio.
El gobierno del PSOE también falló en su diagnóstico. Quiso "enfriar" el mercado, hablaron de un "aterrizaje suave", y esto ha sido el "aterriza como puedas", más bien "a ver quién se la pega más fuerte". Salvo el olfato de un fino Jove, que supo desprenderse de FADESA a tiempo, ahí están los cadáveres: Martinsa, Nozar, Colonial, etc.
Y ahí viene la falta de análisis: en España se creaba mucho empleo, sí. Mucho empleo en la construcción y servicios. Mucha industria auxiliar de la construcción (cementos, ladrillos, cerámicas, puertas, parquets, sanitarios, y así podríamos seguir...). Y, sobre todo, que mucho pequeño empresario y algunos grandes, vieron en la venta de pisos su razón de vivir sin marcarla. Los pisos se vendían solos. En España las oficinas inmobiliarias de venta y (poco) alquiler de vivienda proliferaron como las setas. Cada tres escaparates, uno de una inmobiliaria anunciando el piso de tus sueños. Pesadilla en Elm Street, vamos.
Viene la hecatombe. Y todo lo anterior se cae como un castillo de naipes. Cierran constructoras (en León, mi ciudad, hay una enorme cantidad de obras paradas porque ahí están otros cadáveres más locales: Begar, Teconsa, Acis...), cierran oficinas inmobiliarias (ya sea de autónomos, ya sea de grandes cadenas), cierra industria auxiliar (fui a comprar una pieza rota de un sanitario, y a fastidiarse: Sanitana cerró, haber comprado Roca), cierra hasta el apuntador.
Y digo yo: ¿cómo es posible salir de una crisis así, que habrá venido empujada por la situación internacional, que también será crisis de crédito, pero que tiene peculiaridades propias? ¿Cómo salir de este agujero que ha dejado en la calle a más de un millón de trabajadores si no se recupera el mercado inmobiliario?
Zapatero habla de cambiar de modelo, pero es tarde. El modelo hay que cambiarlo cuando la economía va bien, cuando hay recursos y fondos para prever lo que debe ser el futuro, no pensar en qué hacer cuando el agujero del déficit público puede alcanzar los dos dígitos. Aquí la crisis sólo podría superarse si empiezan a venderse a toda prisa los cientos de miles de viviendas sin vender, se recupera el sector inmobiliario y se acaban tantas casas que han quedado a medio hacer. Y luego, a pensar qué nos deparará el futuro. Pero para mí está claro que en 2010, si la economía crece (que lo dudo), no creará empleo para absorber tanto parado. Y esa es una bomba de relojería que puede estallarnos en las narices antes de las elecciones (si llegamos) de 2012.

7 comentarios:

  1. Comienzo a preocuparme, querido profesor, de coincidir contigo más de lo que las buenas maneras aconsejan.
    Me recuerda tu análisis que, por ejemplo, en las actuales circunstancias no hay ningún gurú de la economía propugnando salidas milagrosas para salir de la crisis. Ni siquiera acordándose de las barbaridades que dijeron en sus días. Cuando las cosas vayan bien ya volverán a ver el sol, que siempre habrá algún imbecil prestándoles atención. Cuando las cosas van bien, por muchas bobadas que digas o hagas es difícil fallar. El problema es cuando las cosas no van bien. Ahí las ideas geniales se acaban.
    Independientemente de la crisis financiera, todos sabíamos de la burbuja inmobiliaria. Era un tema de a quién le tocaba la bala de la partida de ruleta rusa, pero que había bala, se sabía.
    Los Bancos, más profesionales que los gestores de las Cajas, hicieron algunos de sus deberes (En España). A los de las cajas ni penitencia ni leches, que les ha salido gratis. Les buscarán otro despacho porque tomando decisiones políticas en vez de económicas alguien vendrá a dar un cargo para que sigan chupando.
    Y ya con el cambio de modelo productivo, la ley de la economomía sostenible, y el Plan E, a ver quien entiende nada aparte de que el papel lo aguanta todo y lo único que se busca es aparecer en las portadas de los periódicos, a ver si esto se arregla solo.
    Mañana hay huelga de jueces. No sé si se notará mucho. Propondría una huelga de políticos, por favor, que creo que no lo íbamos a notar nada, y ese día de sueldo nos lo ahorrábamos.

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  2. Alfonso Villalba Martín7 de octubre de 2009, 15:27

    Si es queo hay nada como tener siempre la razón para que se la tengan que dar a uno incluso a regañadientes...;-) Bueno, está claro lo que dijo una vez un economista importante (ahora no me voy a levantar a mirar quién era, parafraseando a Umbral): cuando se es analista, se debe seguir el comportamiento (más bien dijo que se suele seguir) del rebaño: donde va uno vamos todos. Si tú das una previsión y te equivocas, pero los demás lo mismo, no pierdes tu prestigio: nadie supo ver esto. Pero cuando dices lo contrario a los demás, porque crees que se está falseando la realidad, o te encumbras (con lo fácil que es el olvido de la gloria) o pierdes toda tu credibilidad si fallas (y el fracaso sí que parece ser más pegajoso, no se va ni con lejía).
    Ahora mismo, nadie sabe qué hacer, porque realmente poco hay que hacer. Esperar a que escampe. Pero en España cuando escampe de verdad podemos haber perdido el tren, y volveremos a ser un país no de la Champions League, sino de la liga regional, parafraseando a Zapatero. La culpa, evidente, haber dejado la economía española durante 15 años al albur de la construcción. 15 años de expansión presumiendo de crecimiento del PIB. Y todo con Marinas D'Or, Poceros, adosados, promociones en la costa, campos de golf y cosas así detrás.

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  3. He de reconocer que, efectivamente, cada vez tienes más veces la razón porque has adquirido buenos hábitos como es el leerme.
    Pero no comparto eso de que lo único que podemos hacer es esperar a que escampe. Si es cierto, por favor, pong´ñamonos de acuerdo y quitemos el sueldo a los responsables. Porque a mí, por esperar a que escampe, nadie me paga.

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  4. Cuando digo esperar a que escampe me refiero a que la recuperación del ladrillo (sin el cual no se creará el millón y medio de empleos necesarios para volver a la situación anterior) tardará un tiempo, y mientras tanto, lo que se pueden poner son parches a corto plazo, porque sabemos que lo necesario, que son las políticas a largo plazo que pueden dar resultados en 20 años, no interesan políticamente, no dan réditos electorales. Por eso, aquí a lo que se está es a ponerse a hacer obras que puedan ser inauguradas entre 2011 (municipales) y 2012 (generales).

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  5. Pues yo creo que la luz que estamos viendo en el túnel no es la salida sino otro tren que viene de frente.

    Porque ahora nos queda por tragarnos la verdadera burbuja, que no es la inmobiliaria, ni la financiera, ni tampoco otra que poca gente ve: la burbuja de la deuda pública. La burbuja que nos queda por explotar es la del exceso de circulante en manos del público. Para tapar la crisis financiera, se ha dado vueltas y vueltas a la máquina de hacer dinero. Lo que yo estudié en la facultad es que la inflación es el resultado de la diferencia entre la economía financiera y la real, entre la candidad de dinero presente en la economía y los bienes que le sirven de contraprestación.

    Yo me hago la siguiente regla de tres: si cuando hay un poco de dinero en circulación, los precios suben un poco, entonces cuando hay muchísimo dinero en circulación (recordad que todos los bancos centrales han inyectado liquidez en sus respectivas economías), entonces hay muchísima inflación. Y entonces, los precios del pan a las nueve de la mañana son la mitad que a las cuatro de la tarde.

    Alguno se preguntará porqué no está ocurriendo ya todo esto. Pues bien, la inyección de dinero tarda entre tres y cuatro años en hacer efecto. Dado que la mayor parte de la inyección monetaria a nivel internacional se produjo a finales de 2008, teóricamente nos podemos encontrar una hiperinflacción a comienzos de 2012. Nos vamos a reír en las próximas elecciones generales.

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  6. Sanitana no ha cerrado, por favor no deis informacion que no es correcta.Se hace mucho daño dando informacion que no esta contrastada.
    Soy una trabajadora de Bis Baño (Sanitana) y os invito a venir a nuestras oficinas de Alcobendas.

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  7. Pues si no ha cerrado, no sé por qué me dijeron donde compré mis sanitarios que ya no podía conseguir piezas porque había cerrado. Y eso que yo tengo todo Sanitana. Entonces, mirad a ver si alguien os hace la guerra sucia

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